Decidir cuál puede ser la marca más representativa para el motociclismo histórico en el Reino Unido antes de la Segunda Guerra Mundial bien podría ser una tarea imposible. No en vano, mientras algunas personas preferirían incidir en la competición, otras encontrarían más justo poner el foco en los grandes números de quienes lograron producir en serie y, a la postre, popularizar el mundo de las dos ruedas motorizadas en aquellos años iniciáticos. Asimismo, la abundancia y calidad de las referencias a listar invitan a un debate con rasgos de eternizarse en el tiempo.
No obstante, centrándose en los niveles de calidad Brough Superior bien podría ser la marca más interesante. Calificada en durante los años veinte como la “Rolls-Royce de las motocicletas”, ésta ensamblaba de manera obsesiva todos y cada uno de los elementos. De hecho, en la fábrica primero se realizaba un primer montaje y, tras detectar cualquier pequeño fallo por mínimo que éste fuera, se volvía a desmontar todo el conjunto para iniciar después un ensamblado final. En suma, un proceso extremadamente meticuloso mediante el cual esta casa británica dio unos niveles de acabado como pocas veces ha contemplado la industria del motor.
Además, sus precios realmente llamativos hicieron de Brough Superior una marca dotada con una cartera de clientes digna de un libro de historia, con adeptos tan fieles como el mismísimo Lawrece de Arabia quien, por cierto, encontró la muerte a lomos de una de sus múltiples SS100. Eso sí, aunque este último fue su modelo más icónico, lo cierto es que en términos cronológicos la SS80 fue su máquina más longeva en oferta al fabricarse desde 1922 hasta 1939. Un motivo más que suficiente para hacer de ella una motocicleta referencial para cualquier persona aficionada al motor con toque británico.
Utilizando un método de producción realmente obsesivo con los detalles, esta marca logró entrar de lleno a lo más alto del escalafón más alto de la época produciendo unas máquinas que siguen asombrando incluso un siglo después
Brough Superior SS80, un modelo clave para entender la evolución de la marca
Más allá de su cuidada fabricación, las Brough Superior destacaron durante los años veinte y treinta del pasado siglo XX por sus prestaciones. No obstante, éstas no las lograban gracias a mecánicas desarrolladas y patentadas por la propia marca. Lejos de ello, ésta adquiría los motores a empresas externas para, posteriormente, afinarlos con diversos ajustes y elementos propios. Dicho de otro modo, Brough Superior trabajaba de la misma forma que, en el automovilismo, hicieran Alpine y Gordini antes de ser absorbidas por Renault durante los años setenta.
En este sentido, la SS80 montó desde 1922 hasta 1935 un bloque V2 con 988 centímetros cúbicos procedente de JAP. Con válvulas laterales y la suficiente potencia como para hacer de esta motocicleta una máquina merecedora de su nombre. SS por Super Sport y 80 por las 80 millas por hora que era capaz de alcanzar. Casi 130 kilómetros por hora; lo que, en la época, no estaba nada mal. De hecho, las Brough Superior eran habituales en playas como la de Pendine -de cara a lograr récords de velocidad- o circuitos como el de Brooklands.
Así las cosas, cuando en 1924 se introdujo en la gama a la SS100 la propia marca supuso que ésta acabaría fagocitando a su predecesora. Sin embargo, la SS80 seguía siendo ampliamente demandada por la clientela de la marca, continuando por tanto su producción bajo el amplísimo catálogo de personalizaciones disponible. Eso sí, mediando los años treinta el bloque JAP fue sustituido por un V2 ejecutado por Matchless con 982 centímetros cúbicos.
La producción finalizó en 1939 cuando toda la industria británica tuvo que movilizarse en clave de economía de guerra a fin de parar la amenaza de la horda nazi
Dicho esto, de las 1.086 unidades de la SS80 unas 460 recibieron este segundo motor. Datos que confirman el éxito del modelo -pongamos estos datos de producción en el contexto de la alta gama previa a la Segunda Guerra Mundial- y que, además, van parejos a los éxitos en competición. De hecho, una SS80 especialmente ajustada por el propio fundador de la marca -George Brough- logró ganar 51 de las 52 carreras en las que fue inscrita llegando a superar en el trazado de Brooklands los 160 kilómetros por hora. Sencillamente sensacional.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS