Nuestra protagonista del día es la Daelim Roadwin R 125, una moto con la que el fabricante coreano quiso plantar cara a las por entonces reinas del segmento: la Honda CBR 125 y la Yamaha YZF-125. Daelim quería jugar de tú a tú con los japoneses y por eso presentó una moto muy completa, con un motor avanzadísimo y un precio realmente ajustado.
En nuestro país comenzó su periplo comercial en 2007 y tuvo un restyling en 2012 en el que se modificó la estética del modelo, principalmente en la zaga, donde incorporó un colín mucho más afilado y una luz de freno trasera LED. El punto fuerte de la Daelim Roadwin R es su motor monocilíndrico. Este propulsor era una nueva creación 100% del fabricante coreano, ya que hasta la época había estado empleando motores refrigerados por aire basados en viejos diseños de Honda.
El nuevo propulsor tenía refrigeración líquida, inyección electrónica de combustible, una culata de cuatro válvulas y doble árbol de levas. La potencia llegaba al tope legal: 14,8 CV a 10.500 vueltas. Este motor incorporaba un eje de equilibrado para reducir las vibraciones y aumentar su finura. Con este propulsor, Daelim dejó claro que ellos también sabían hacer buenos motores.

Si el motor es lo mejor que tiene la Roadwin R, donde el conjunto pierde un poco es en la parte de ciclo. Los coreanos sabían que a la gente que compra motos, muchas veces lo que les mueve es la apariencia y fardar. Teniendo esto en cuenta, diseñaron una moto voluminosa, con mucho empaque y que a vista de los demás pasara por una 250 o incluso una 500. El hecho de que las cifras 125 no apareciesen por ningún lado en la carrocería ayudaban todavía más a conseguir esta imagen de moto grande.
Y digo que es su punto débil porque todo eso hay que ponerlo en movimiento, y aunque el motor sea muy avanzado, al final siempre tienes los 15 CV que permite el carnet A1. La Daelim Roadwin R es una moto pesada que supera los 150 kg en orden de marcha. Además, sus neumáticos de grandes dimensiones restan un poco más de dinamismo al conjunto.
El chasis es el mismo que Daelim ya empleaba en su naked, la Roadwin. Es una estructura de doble cuna construida en acero, igual que el basculante. La suspensión corre a cargo de una horquilla convencional en el eje delantero y un monoamortiguador, sin bieletas, para el trasero. Los frenos son de disco en ambos ejes pero se echa de menos una mayor mordida y un tacto más directo en la maneta derecha.
A sus mandos, la Daelim Roadwin R es una moto cómoda, con una postura erguida y amable con el piloto gracias a que sus semi manillares están colocados en una posición bastante elevada, por encima de la tija. A fin de cuentas estas motos están pensadas para un uso eminentemente urbano en desplazamientos de rutina, por lo que no tienen sentido posturas imposibles o geometrías radicales.
El motor tira bien, pero hay que jugar con el cambio para sacar lo mejor de él. Como casi todos los monocilíndricos de 4 válvulas, la potencia está bien arriba y adolece en bajos y medios. Hasta 6.000 vueltas no hay respuesta de ningún tipo y a partir de ahí comienza a actuar. Su zona dulce, e incluso divertida, se encuentra entre 8.000 y 10.000 revoluciones. El principal escollo de la moto es que sólo tiene cinco velocidades y a veces están demasiado “separadas” por lo que en esas ocasiones, al subir una marcha sacas al motor de su zona buena y es como si te quedases colgado durante un rato hasta que vuelve la caballería.
Su velocidad máxima es de 125 km/h. Si te da por exprimir el motor, algo que sinceramente te pide todo el rato, que lo lleves alegre de vueltas, se pueden hacer medias de unos 3,5 l/100 km. Correr no correrá mucho, pero si la carretera es lo suficientemente sinuosa, te lo pasarás como un enano llevando la aguja hasta lo rojo, metiendo la siguiente marcha y otra vez a hacer bramar el motor hasta el corte para volver a empezar.

En resumidas cuentas, para ciudad bien, aunque el motor adolece de bajos y además peca de ser una moto algo pesada y aparatosa para tratarse de una octavo de litro. En carreteras de curvas, si son lo suficientemente lentas, también te lo podrás pasar como un enano. En cuanto a su faceta viajera, el carenado es de grandes dimensiones y ofrece una protección muy buena. Al motor le gusta ir alegre de revoluciones por lo que puedes plantearte cruceros a 100 km/h sin estresar la mecánica. El tanque es 15 litros de capacidad y dota al modelo de una autonomía muy digna que puede incluso alcanzar los 400 km.
De segunda mano se pueden encontrar en nuestro país desde 1.000 euros. Por ese precio te llevas una octavo de litro que aparenta ser más de lo que es. Mecánicamente es un modelo que ha salido bueno, y aunque no sea tan austera como otras 125, es una moto que puedes utilizar en el día a día sin problemas.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS