10 campeonatos del mundo de pilotos y 8 de marcas. Casi un centenar de victorias en grandes premios internacionales. Ricardo Tormo, Champi Hereros y por supuesto Ángel Nieto. Éstas son sólo algunas pinceladas sueltas en la historia de Derbi, la marca que entró con fuerza en el motociclismo de competición para hacer vibrar durante años a miles y miles de aficionados. No obstante, más allá de los grandes relatos, los modelos prestacionales y las hazañas de campeones lo cierto es que el motociclismo es una una industria apegada al día a día de la ciudadanía dando soluciones de movilidad históricamente unidas a los segmentos más populares de la sociedad. Así las cosas, más allá de toda grandilocuencia posiblemente la Derbi Antorcha sea la creación más vital de la empresa barcelonesa.
Y es que, veamos. ¿No es más cierto y verdad que para contar la historia del motociclismo en España resulta ineludible reseñar la aparición del SEAT 600? Al fin y al cabo, cuando éste hizo su entrada triunfal en 1957 su impacto fue definitivo para no pocas empresas dedicadas a las dos ruedas. Y es que, gracias al precio de derribo de este vehículo así como al creciente acceso al consumo de las nuevas clases medias aparecidas en las ciudades, en España las familias fueron dejando de lado el montar a la intemperie sobre dos ruedas para transitar al ir cobijados bajo el techo de aquel sencillo pero eficiente utilitario con diseño llegado desde Italia.
De esta manera, el motociclismo tuvo que reinventarse a nivel comercial, centrándose bien en los ciclomotores urbanos – excelente alternativa al automóvil para moverse de forma ligera en el trajín de la ciudad – o bien en las monturas enfocadas al ocio. Con los diseños más prestacionales enfocados al asfalto y los de campo dispuestos a entroncar con la moda del trial – llegada desde el Reino Unido – así como con la creciente y ruidosa afición por el Motocross. Así las cosas, Derbi apostó decididamente por los circuitos aunque nunca abandonó a los sectores más populares. Gracias a ello, en 1965 apareció la Derbi Antorcha. Un vehículo especialmente popular en el ámbito del litoral mediterráneo, donde ayudó al día de día de miles de obreros ofreciéndoles una solución de movilidad barata, sencilla y eficaz.
Tras la irrupción del 600 y el acceso al consumo de las nuevas clases medias el motociclismo experimentó una fuerte caída de las ventas. Curiosamente, en ese momento apareció esta montura para ser un completo éxito
Derbi Antorcha, la moto amiga de la clase trabajadora
Sin entrar a juicios de valor, resulta innegable cómo el modelo económico basado en el ladrillo ha sido el dominante en el litoral mediterráneo así como en la mayor parte de los territorios urbanos de España. Un fenómeno extenso y complejo. Al cual se asocian el éxodo rural, el abandono del sector primario o los fallos en la rápida planificación urbanística. Además de todo esto, la construcción implica el constante movimiento de la mano de obra, desplazándose de obra en obra según éstas van acabando.
Por ello, un territorio dominado por la industria inmobiliaria es un territorio donde se han de ofrecer vehículos económicos tanto a la clase trabajadora y como a las pequeñas empresas, asegurando así su autonomía en materia de movimientos diarios relacionados con la asistencia al puesto de trabajo. Justo el punto donde la Derbi Antorcha se hizo extremadamente famosa a lo largo de sus aproximadamente quince años en venta, llegándose a ganar el apodo de “ paleta “ en referencia a la gran cantidad de albañiles que la usaban en el día a día para moverse de obra en obra.
No en vano, la Derbi Antorcha tenía tan sólo 49 centímetros cúbicos, por lo que se beneficiaba de las exenciones fiscales otorgadas a los ciclomotores siempre y cuando estos no sobrepasaran los 40 kilómetros por hora de velocidad punta. Además, en la época estos modelos se podían llevar sin demasiada burocracia de por medio a partir de los 16 años, no siendo necesarias ni la matriculación ni la contratación de un seguro. ¿Resultado? La moto perfecta para el día a día más modesto.
Sencilla, fiable y sobretodo muy fácil de manejar ésta fue una de las opciones de movilidad más escogidas por parte de los trabajadores que necesitaban trasladarse de obra en obra
Y sí, bien es cierto que las prestaciones quedaban en una horquilla de tan sólo 1,5 CV a 2,2 CV. Pero al fin y al cabo estos eran más que suficientes para moverse en desplazamientos cortos, siendo lo más importante la fiabilidad, el mantenimiento económico y la sencillez de manejo. Cuestiones en la que, indudablemente, la Derbi Antorcha era toda una campeona. Eso sí, de una manera u otra la Antorcha se beneficiaba de la imagen de marca generada por sus compañeras campeonas en los circuitos, haciendo que Derbi lograse una gama completa con puntales comerciales muy diversos. Es más, dado el generoso recorrido de las suspensiones a la Derbi Antorcha también se la veía circular por caminos de la España rural, sirviendo así no sólo a albañiles sino también a agricultores. En resumen, uno de los vehículos más importantes para entender la evolución de nuestro parque móvil. Pura historia del motor como producto de masas.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS