La Ducati Diavel, cuando se presentó allá por 2011, causó sensación tanto por su diseño como por su concepto y su personalidad. Fue tal el impacto que causó, que los medios se llenaron de locuacidad y hablaron de cielo e infierno, de lo sagrado y lo profano, todo ello para llegar a una conclusión clara: Ducati había dado en el clavo con el concepto de la’ moto, con su personalidad y sí, también con el nombre.
No hay que pensar mucho para darse cuenta que Diavel tiene algo que ver con Diablo, y así es, pues se trata, precisamente de eso, de Diablo pero en un dialecto boloñés. Una denominación que cuadraba–y todavía cuadra– con el diseño y con el talante que le dieron los ingenieros de la compañía italiana. Incluso la propia marca se permitió el lujo de afirmar que la Ducati Diavel era una moto creada por gente que se había ganado el derecho a cambiar las reglas.
Declaraciones y comentarios que, curiosamente, contrastaban con la primera reacción de los Ducatistas “de pro”, quienes no aceptaron de buen grado su presencia en el catálogo. De todas formas, también pasó algo similar con la Multistrada y ahí está como uno de los pilares actuales de la gama italiana. Y ahí está también la Diavel, como uno de los modelos casi icónicos de Ducati – y además, bastante copiado–.
La Diavel hoy representa la opción italiana de lo que se conoce como “Powercruiser” –Ducati la llama Sport Cruiser–, pero que en 2011 tenían el apelativo de “machobike”, un segmento que, se podría decir, inventó Yamaha con la V-Max. La Rocket III de Triumph también fana parte de tan particular parcela de mercado, aunque con una personalidad algo diferente con respecto a la Ducati. No en balde, aunque con una posición de conducción bastante relajada –muy “cruiser”–, la moto era una bestia que sorprendía por carácter y prestaciones.
Para su desarrollo no se partió de cero, se tomó el chasis, el motor y la electrónica de la Multistrada 1200 y se creó un cocktel con 162 CV, 127,5 Nm y toda clase de asistentes electrónicas a la conducción, un característico chasis tubular “by Ducati” y un descomunal neumático trasero de 240 milímetros de ancho. Han pasado más de 10 años desde la primera puesta en escena del Diablo italiano y parece haberse ganado su lugar en el catálogo de Ducati y entre los Ducatistas, aunque también hay que reconocer que ya no tiene un carácter tan fuerte.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS