La Ducati Strada apareció en España fabricada por Mototrans allá por 1978. Un momento en el que el mercado nacional ya iba ampliando sus cupos de importación – preparándose gradualmente a la entrada en la Comunidad Económica Europea – aunque, al mismo tiempo, todavía quedaba bastante para la definitiva apertura al capital extranjero dada durante los años ochenta. Un proceso en el que, irremediablemente, la industria motociclista nacional no pudo sobrevivir ante el ímpetu de la modernidad en el diseño, la economía en el precio y el comportamiento de los grupos automotrices mundializados.
Así las cosas, cuando analizamos la historia del motociclismo en la Península Ibérica siempre resulta tentador irse a los tiempos más clásicos. Aquellos en los que las Sanglas, Lube o Montesa reinaban sin contestación, e incluso lograban penetrar en el mercado anglosajón gracias al auge del Off-Road y su manera de entenderlo por parte de Bultaco u OSSA. Sin embargo, ver cómo estaba el catálogo motociclista nacional en sus últimos años al amparo del proteccionismo arancelario también tiene su interés. No en vano, de esta manera logramos descubrir cómo en España se perpetuaron mecánicas que, en otros países, ya iban cayendo en el olvido.
Justo el caso interpretado por la Strada, basada en un modelo que la central de Ducati en Italia dejó de fabricar cuatro años antes. Concretamente en 1974 y al hilo del mayor interés mostrado por este fabricante en todo lo referente a las mecánicas pluricilíndricas. Es decir, al igual que había pasado ya con la Vento 350, Mototrans seguía construyendo y desarrollando por su cuenta motores monocilíndricos en un mundo que, más allá de las fronteras ibéricas, ya se movía con normalidad en esquemas mecánicos más complejos. Un mundo, eso sí, en el que España aún sólo participa de una forma más que tímida.
Al igual que Harley viviendo cómodamente al amparo de las influencias políticas y el proteccionismo frente a la competencia internacional durante décadas, el mercado español fue hasta los ochenta una isla aislada del panorama vivido más allá de las fronteras nacionales
Ducati Strada, siguiendo la estela de las monocilíndricas
A finales de los años cincuenta algunos importadores de Ducati en los Estados Unidos percibían el increíble auge de todo lo relacionado con el Off-Road en aquel país. De hecho, marcas británicas como Triumph o BSA estaban aprovechando el fenómeno a un muy buen nivel comercial, evidenciando cómo los aficionados al barro y la senda iban demandando productos cada vez más especializados.
Llegados a este punto, Ducati creó a instancias de las necesidades estadounidenses la 250 Scrambler. Perfecta para un uso mixto en el que se contemplaban las famosas “ carreras del desierto “ tan abundantes en California. No obstante, con la llegada de los fabricantes japoneses las maquinas europeas quedaron francamente desactualizadas, lastradas por un mayor consevadurismo tecnológico así como unos precios mucho menos asequibles.
De esta manera, la 250 Scrambler dejó de ser una opción viable en su principal mercado, recalando en España gracias a Mototrans en el avanzado año de 1972 bajo el nombre de Road 250. Un momento en el que, aún siendo una monocilíndrica, ésta podía seguir siendo una opción solvente frente a las Montesa, Bultaco u OSSA. Al fin y al cabo, también monocilíndricas a espaldas de las nuevas corrientes provenientes desde Japón. No obstante, para 1977 la 250 Scrambler dio sus últimas bocanadas en el mercado español desactualizada en muchos aspectos.
Las industrias catalanas seguían adoptando para el mercado propio modelos que, en otros países, ya habían sido desechados. Obviamente, cuando durante los ochenta se relajaron las medidas proyeccionistas todo el entramado industrial de la motocicleta en España se vino abajo ante el empuje extranjero
Debido a ello, en 1978 se optó por sustituirla gracias a la Strada. También una monocilíndrica con un diseño superado en el extranjero, aunque apta para la industria catalana del momento en la que se encontraba Mototrans. Respecto al bastidor, éste era uno de cuna simple basada en el que en Italia ya estaba albergando algunas mecánicas con dos cilindros. Asimismo, en lo relativo al motor la Ducati Strada española montó un monocilíndrico de 247 centímetros cúbicos con transmisión cónica capaz de entregar hasta 21 CV a 8.000 revoluciones por minuto, todo ello para alcanzar 125 kilómetros por hora aún con sus 138 kilos de peso. En suma, una máquina adecuada para el mercado hispano de carretera en aquellos años previos a la apertura internacional.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS