Ferrari es sinónimo de superdeportivos, motores de muchos cilindros y sobre todo, cuatro ruedas. Pero si os digo que la moto que tenéis en la imagen es una auténtica y genuina moto de la marca Ferrari, es probable que penséis que los de Maranello se han vuelto locos y ahora van a fabricar motocicletas. Nada más lejos de la realidad.
En 1990 un antiguo diseñador de MV Agusta, y ahora al cargo de su propia compañía de ingeniería, David Kay, pensó que sería buena idea construir una moto y ponerle el logo de Ferrari, suponemos que por razones comerciales. Ni corto ni perezoso escribió una carta a Maranello, y el 23 de Mayo de 1990 el presidente de aquel entonces, Piero Ferrari, hijo de Enzo Ferrari, dió su visto bueno para que esto sucediera. Nacía así la primera y única moto con el logo oficial de Ferrari.
En realidad no fue una moto de serie, sino un one-off realizado para demostrar las capacidades técnicas de la compañía del señor Kay. De hecho se hizo a mano durante cuatro años, empleando alrededor de 3.000 horas de trabajo.
Para dar vida a esta moto, se eligió un motor de cuatro cilindros refrigerado por aire, hecho de magnesio y aluminio, 900 cm3, 16 válvulas y con una caja de cambios de cinco velocidades. La carrocería era tubular de aluminio (haciéndola mucho más liviana que la mayoría) y fabricada con tubos 531 Reynolds, horquillas invertidas (proporcionadas por Forcelle Italia), pinzas Brembo con frenos de disco, ruedas Astralite de 17 pulgadas hechas a mano y amortiguadores hechos a medida de la marca WPS. Tanto la carrocería como el motor llevan la marca SF-01M. En cuanto a diseño, se intentó dotar a la moto de cierto aire ferrarista, con una entrada de aire en el colín muy a lo Testarossa, empleando el color rojo típico de la marca, junto al plateado o al negro.
El motor tenía 105 CV a 8.800 rpm, consiguiendo un peso de 172 kg. Realizando un cálculo teórico, la motocicleta Ferrari podría alcanzar velocidades de hasta 256 km/h, pues la moto no ha rodado salvo para comprobar que todo funciona. Sin embargo, su rendimiento no parece tan bueno como cabría esperar de una motocicleta que recibía el logotipo de Ferrari.
La moto se intentó subastar en varias ocasiones, a unos precios que rondaban el medio millón de euros, aunque nadie pujó por ella. Finalmente en 2012 fue vendida en subasta a un precio de 137.300 dólares, un precio por el que puedes conseguir un buen Ferrari (coche) de ocasión.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.COMENTARIOS