Moto del día: Gilera 106 SS

Moto del día: Gilera 106 SS

Ideada para el mercado estadounidense, aún con sus pobres prestaciones intentó seducir a los jóvenes deseosos de contar con una máquina deportiva


Tiempo de lectura: 4 min.

Al analizar los procesos dados en la industria automotriz hay ciertos pasos que, casi siempre, suelen quedar sin revisar. Y eso es un error. No en vano, más allá de los diseñadores, fabricantes, mecánicos, ingenieros y demás profesionales involucrados en un determinado modelo, hay algunos más que también pueden llegar a ser esenciales. En ese sentido, uno de ellos es el importador. Las más de las veces un simple agente dedicado a la distribución aunque, algunas otras, la pieza clave con la que lograr los datos necesarios para la creación de algunos diseños. Prueba de ello es la Gilera 106SS de 1969. Pero vayamos paso a paso.

Para empezar, existen multitud de ejemplos sobre la importancia que, históricamente, han tenido ciertos importadores. Especialmente cuando se dedicaban a vender productos europeos en el mercado estadounidense, recogiendo una valiosa información de primera mano que, a la postre, pasaban a las marcas de cara a que éstas fabricasen lo más idóneo en ventas. Así las cosas, el mejor ejemplo es el de Max Hoffman. Con sede en Nueva York y especializado en automóviles Porsche y Mercedes. A la sazón, el ideólogo de modelos con tanto éxito como el 300 SL “ Gullwing “ o el 356 Speedster. Ambos creados por la insistencia del mismo ante Mercedes y Porsche respectivamente.

Asimismo, en el mundo de las motocicletas destaca la labor de John Taylor para Bultaco u Ossa, así como la del habilidoso Kim Kimball y Montesa. Claros casos de éxito durante los años sesenta, cooperando hasta el punto de que, especialmente en relación con OSSA, más de tres cuartas partes de ciertas producciones anuales llegaron a destinarse directamente a los Estados Unidos. De esta manera, resulta indudable la importancia que en la expansión de ciertas marcas jugó la información proporcionada por los importadores acerca de cómo se estaba comportando el mercado. Un proceso que también se dio en el caso de Gilera, la cual presentó la 106 SS gracias a la insistencia de las tiendas Sears y Roebusck & Company.

gilera 106ss (1)

El papel de los importadores es clave para entender según qué operaciones comerciales e, incluso, el desarrollo de modelos como éste

Gilera 106 SS, pensada para el mercado estadounidense

A comienzos de los años sesenta la afición por las diferentes modalidades del Off-Road estaba creciendo rápidamente en los Estados Unidos. Es más, sobre su ya asentada tradición de carreras Enduro y Flat-Track, tanto el Motocross como el Trial iban cobrando más y más fuerza según se ampliaba la influencia del motociclismo británico. Una nueva ola en la que se incluyeron exitosamente los fabricantes catalanes aunque, al mismo tiempo, algunas empresas norteamericanas también buscaron ayuda en la tecnología europea relacionada con las bajas cilindradas

Ejemplo de ello es la entrada de Harley-Davidson en el accionariado de Aermacchi, consciente de cómo las cilindradas inferiores al medio litro iban a ser cruciales en materia de ventas según los jóvenes fueran teniendo un acceso más temprano al motociclismo. Y es que, en la América de los años sesenta y su cambiante mercado, no sólo había que tener en cuenta la variable del Off-Road. También se debía estimar la explosión de un mercado juvenil donde el tener que presentar precios populares obligaba a crear mecánicas más escuetas. Algo, en gran medida, desconocido para los fabricantes locales.

Obviamente, toda aquella furia juvenil se observó muy bien en el ámbito de las monturas Cross. Sin embargo – aunque en menor medida – también hubo un hueco interesante para las motocicletas con nervio deportivo equipadas con motores por debajo de los 125 centímetros cúbicos. Ejemplo de ello es la Sanglas 100 Sport, pero también otras como la Gilera 106 SS. Eso sí, esta última no fue tanto una idea de la casa italiana como de las cadenas Sears y Roebusck & Company. Plenamente convencidas sobre lo bien que se vendería en los Estados Unidos una exótica montura de toque deportivo adaptada a los precios populares.

gilera 106ss (3)

Sus prestaciones no eran demasiado atractivas, aunque lo compensaba con la fama exótica que toda montura italiana gozaba en el mercado estadounidense

Así las cosas, la Gilera 106 SS montaba un único cilindro con 106 centímetros cúbicos y cuatro tiempos. La verdad es que no muy prestacional. De hecho, a la luz de la actualidad su rendimiento puede ser casi infantil. Sin embargo, para los jóvenes estadounidenses de finales de los sesenta esta máquina italiana contaba con un evidente exotismo así como cualidades prudentes para servir como primera motocicleta. Gracias a ello, casi la totalidad de su producción saltó a los Estados Unidos a pesar de estar en catálogo en Italia – era su opción menos potente, de acceso – . Sin duda una historia bastante curiosa que, nuevamente, viene a ejemplificar la importancia de los importadores.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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