Moto del día: Kawasaki KR-1S

Moto del día: Kawasaki KR-1S

La moto de cuarto de litro más rápida del mundo


Tiempo de lectura: 2 min.

Hubo un tiempo en los años 90 en que los fabricantes japoneses sacaban motos de calle, emulando a las motos de carreras, sobre todo en motores de dos tiempos de 250 cm3. Esto era una herramienta de marketing muy poderosa, pues nos hacía creer que éramos como los pilotos que veíamos por la tele. En plena lucha entre Yamaha con su TZR, Honda con su NSR y Suzuki con su RGV, llegó la Kawasaki KR-1S a luchar por el trono.

Era una moto que aparentaba ser más “gorda” de lo que era realmente y estuvo en el mercado desde 1988 hasta 1992. Se vendió en Japón, Reino Unido, Europa, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica, no pudiendo venderse en Estados Unidos por no pasar con el restrictivo test de emisiones. Aún así consiguió comercializar unas 10.000 unidades en todo el mundo, unas cifras modestas en comparación con el resto de fabricantes japoneses del segmento.

El motor era un dos cilindros en línea de dos tiempos y 249 cm3, refrigerado por líquido y que disponía del sistema KIPS (Kawasaki Integrated Powervalve System), que consisitía en una válvula electrónica para regular el escape, a modo de sistema de distribución variable, para aumentar el rango de utilización del motor. Rendía 59 CV a 10.500 rpm y disponía de 40 Nm de par a 10.500 rpm.

Con sus 131 kg de peso, lograba alcanzar los 217 km/h homologados por la marca. En un test que se realizó en 1990 en el circuito de Bonneville, logró superarlo, alcanzando los 223 km/h y coronándose como la moto de 250 cm3 de producción más rápida del planeta.

Con una corta batalla de 1.365 mm y una dirección algo imprecisa, el manejo no era su punto fuerte. No se la recordará tampoco por su fiabilidad, pues sus fallos eran habituales, aunque eso no le impidió ser muy popular por lo fácil que era modificarla y prepararla para competir en circuito.

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Sobre mí

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

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