Hubo un momento donde eran distintas marcas las que decidían ir un paso más allá y seguir confiando en su andadura profesional en la máxima categoría del motociclismo. En ese sentido, desde Kawasaki estuvieron desarrollando un prototipo en el que desembolsaron grandes cantidades de dinero, aunque finalmente tuvieron que irse por la puerta de atrás. Los japoneses, que sabían lo que se hacían al estar en el Mundial de MotoGP, crearon una Kawasaki Ninja ZX-RR, la cual, no terminó de brillar como se esperaba durante varios años en los que intentaron hacerse a los nuevos tiempos sin mucho éxito.

Para hacerlo posible tuvieron que adaptarse al nuevo reglamento y lo hicieron en un tiempo relativamente reducido, aunque con retraso al solo competir en las 4 últimas citas de la temporada inaugural. Pero eso era lo de menos, lo importante es que el fabricante japonés volvía a confiar en la máxima categoría, aunque lo hacía con una moto que estaba en plena fase de desarrollo. En este caso decidieron apostar por la nueva categoría con un motor de 990 cc y de cuatro tiempos, con propulsor que era potente, pero lamentablemente muy deficiente.

La Kawasaki ZX-RR fue una moto nueva que no terminó de ir del todo bien. Fruto de ese retraso, los nervios no tardarían en llegar y es que habían aprovechado su presencia en el mundial de Supersport para que sus pilotos la desarrollaran. La idea inicial tenía sentido, pero también muchas lagunas y es que ambos campeonatos tienen muy poco en común. Ese plan “sin fisuras” tenía varias grietas, entre las que destacaba que tenían la presión de regresar a la competición antes de que su máximo rival europeo, Ducati, apostase por hacer lo mismo y como se sabe… las prisas no son buenas.

Su periplo en la máxima categoría fue deficiente, y no era para menos. Los fallos mecánicos en esa moto evidenciaban que era un proyecto sin consolidar. La única manera de estar en la zona de puntos era aprovechándose del propio caos de la competición, y es que esa moto de 148 kg no era dócil, tenía problemas en cuanto al rendimiento de la misma y su paso por curva, perdiendo así la esencia de todas sus ninjas. Eso sí, la Kawasaki Ninja ZX-RR era el paso definitivo en la firma de Akashi en cuanto a la investigación e incorporación de sus adelantos en materia aerodinámica. Sí, como se suele decir, eran sus primeros pasos para europeizarse, aunque lo hacían de la peor manera.

Se esperaban grandes cosas de la Kawasak ZX-RR, pero todo fue mal desde el inicio. Incluso el diseño de su carrocería, muy particular desde el inicio, tuvo que ser revisado

Lo que para algunos fueron cantos de sirena, para otros era un resultado con muchos matices. En 2004 Shinya Nakano se hizo con el primer podio, pero pocos recuerdan que acabaron 15 pilotos de 23. La moto había mejorado, pero seguía lejos de los primeros. Los japoneses querían hacer una historia de culto bajo una denominación histórica, pero es que la Ninja ZX-RR no iba bien, los pilotos sufrían y los resultados no llegaban.

El final, ya se puede imaginar, cansados de poner dinero y después de ver como a pesar del esfuerzo los resultados no eran buenos, los japoneses no tardarían en tirar la toalla. Era algo lógico, pirque en su andadura en MotoGP solo conseguirían 4 podios y no pasarían del top 10 en la general. Los problemas mecánicos y técnicos eran la pauta de cada día, pero ese monstruo deportivo de 243 CV daba para lo que daba. Además, la electrónica era justita y no se podía hacer más.

Eso sí, los nipones aprendieron a hacer motos de competición puras, dejando atrás esa adaptación de las derivadas de serie y apostaron por un modelo que venía con chasis de doble viga de aluminio, incorporando todo tipo de elementos de sus marcas, lo que hacían que fuese una Kawasaki pura. No obstante, el hecho de no comprender la propia competición les hizo ir dejando en camino varios “cadáveres” en forma de pilotos lesionados. Esa andadura, que casi duró diez años, fue un sueño que no lograron hacer realidad.