El KTM Mirabell 125, aparecido a finales de 1955, es el primer y único scooter de la firma austriaca. Pero no solo es el primer scooter, también es un vehículo de lo más particular, con soluciones técnicas poco comunes y materiales para su construcción que ya no se emplean.
KTM es conocida por sus monteras todoterreno, por sus motos “de campo”, campeonas del mundo en varias ocasiones, líderes del Dakar en otros momentos y referentes en cuanto a deportividad fuera del asfalto –y también pistando carretera con sus supermotard y, por supuesto, con su gama de motocicletas para asfalto, cada día mejores–. Sin embargo, el segmento de los scooter y de los vehículos prácticas nunca ha sido de su interés, o al menos no lo ha sido desde hace mucho, mucho tiempo.
La compañía austriaca tuvo un scooter en catálogo, al inicio de su actividad como fabricante de motocicletas, cuando todavía tenía pocos modelos en cartera. Fabricaba la KTM R100, su primer producto, que contaba con diferentes versiones enfocadas al turismo, la cual se vio acompañada de un scooter un tanto particular. No obstante, hay que conocer el contexto de la época para entender la existencia del KTM Mirabell 125.
Después de la Segunda Guerra Mundial, hacían falta vehículos sencillos, económicos y prácticos. Tenían que ser baratos de comprar y mantener, lo que obligaba a que su producción implicara poca inversión y que, además, fueran vehículos fiables y duraderos. Eso impedía cualquier complicación técnica.
Así, pues, tal y como hizo Piaggio con la Vespa, KTM desarrolla un scooter con carrocería de chapa tipo monocasco o muy similar –hay poca información al respecto–, que montaba una horquilla tipo Earles y un basculante trasera convencional. El diseño era bastante pecular, sobre todo por su exagerado y bulboso faro, pero dicha forma era necesaria al estar aí situada la boca de llenado del depósito.
El motor, como cabe esperar, era igual de sencillo, un monocilíndrico Rotax de 124 centímetros cúbicos “dos tiempos”, que tenía una caja de cambios manual de tres relaciones. Estaba refrigerado por aire forzado –el alternador montaba un ventilador– y apenas alcanzaba los 6 CV de potencia. La evolución llevó a montar un motor de 150 centímetros cúbicos y un cambio de cuatro relaciones, pero el resto cambiaba muy poco a excepción de las ruedas y la suspensión, que se tomaron del KTM Mecky, otro scooter que se lanzó al mercado algo después del Mirabell 125.
No se sabe cuantas unidades del KTM Mirabell 125 se fabricaron ni cuantas sobreviven, pero es evidente que valor histórico tiene suficiente para ser recordado y, por supuesto, guardado u disfrutado.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS