La MV Agusta F4 RC, aparecida en el año 2015, era algo así como la F4 llevada a la enésima potencia. Se trataba de la versión “de calle” de la moto con la que correrían en el Mundial de Superbikes, y por tanto, era lo más racing y espectacular que llevaba el logo de MV en su depósito en aquellos años.
Cuando apareció la MV Agusta F4 por primera vez, con su motor de 750 centímetros cúbicos y diferentes elementos de color dorado, rompió los esquemas de muchos fanáticos de las motos. Era una obra maestra de Tamburini, nacida después del enorme éxito de su otra obra cumbre: la Ducati 916/998. Líneas esbeltas cargadas de agresividad y elegancia al mismo tiempo, clase y estilo, una clase magistral de diseño que aguantó desde 1999 hasta 2018 con mínimos cambios, una larga vida comercial como la que tuvo su hermana Ducati.
La F4 RC forma parte de las últimas etapas del modelo, y representa una de las mayores evoluciones. Para entonces, ya había adoptado el motor de 1.000 centímetros cúbicos –998 centímetros cúbicos exactamente–, pero en este caso, además, la potencia que era capaz de rendir la ponía a la altura de las mejores Superbikes de la época. Concretamente, 212 CV a 13.600 revoluciones y 11,7 mkg a 9.300 revoluciones cuando se equipaba el kit de competición, cifras que se quedaban en “solo” 205 CV sin el kit –que consistía en un escape específico y una ECU reprogramada–.
Con F4 RC, MV Agusta buscaba homologar su modelo para el Mundial de Superbikes
Pero no solo había potencia, porque se cambiaron cosas en el motor para mejorar su funcionamiento y servir, obviamente, de base para la moto del mundial. Así, por ejemplo, cigüeñal –contrarrotante–, bielas y pistones eran más ligeros, los conductos de las culatas eran nuevos, las tapas del motor se fabricaron con magnesio y anclajes de titanio. Su escultura carrocería se fabricaba con fibra de carbono y se montaba sobre un chasis tubular de acero con placas de aluminio. Las suspensiones, suministradas por Öhlins, era casi de carreras y los frenos, de Brembo por supuesto, tenían pinzas monobloque y anclaje radial con cuatro pistones.
No falta el sistema IMU con tres giroscopios y res acelerómetros, que trabajaba con el sistema EAS 2.0 para gestionar todo los sistemas electrónicos de asistencia a la conducción y el cambio semiautomático tanto para subir como para bajar relaciones… Espectacular y por supuesto, carísimo; el precio de MV Agusta F4 RC, allá por 2015, era de 36.900 euros.
Las pruebas publicadas por las revistas fueron pocas, solo se fabricaron 250 unidades, pero las que se realizaron decían casi lo mismo. Era una moto realmente rápida y eficaz, pero no era tan fácil de conducir como sus rivales de entonces. La MV Agusta F4 RC –son las siglas de Reparto Corse, por cierto– era una motocicleta radical y muy exigente cuando se trataba de exprimir al máximo su potencial y su motor tenía mucho carácter cuando estaba cerca de su cifra de potencia máxima.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS