En 1984 la histórica marca OSSA tuvo que cerrar por problemas financieros. Un hecho al que precedieron cinco años muy problemáticos, con la familia Giró desvinculada desde 1979 y la marcha de la empresa en manos de una cooperativa de trabajadores amenazada por la inminente llegada masiva de los modelos japoneses al abrirse los cupos de importación en el marco de la integración con Europa y la globalización.
Un contexto sombrío en el que apareció en 1980 la OSSA Desert 350 como una alternativa afable y manejable a todos aquellos que desearan una montura de enduro sin necesidad de ser expertos en ello. Pero vayamos a un punto importante de cara a comprender las razones de la OSSA Desert 350. La diferencia entre el cross y el enduro, ya que este modelo es un derivado de la exitosa Phantom de cross adaptado a la práctica del enduro. Para empezar diremos que existen numerosas semejanzas obviamente, aunque en general se puede decir que el cross es más técnico ya que se inclina por una práctica más centrada en la velocidad.
De esta manera, las carreras de cross son tan cortas como intensas, corriéndose en circuitos donde todo es puro espectáculo. Sin embargo, el enduro versa en recorrer distancias más largas. Priorizando así la resistencia y la versatilidad necesarias para cubrir largas etapas de horas en las que ir descubriendo diversos entornos naturales.
Pudo haber probado sus capacidades en el Dakar de 1982, pero el abandono al segundo día de Juan Porcar tras haber bebido agua en mal estado le privó de ello
OSSA Desert 350, elástica y cómoda
Llegados a este punto, en 1980 los responsables de OSSA pensaron en lo idóneo que sería contar dentro de su gama con un modelo de enduro sencillo de manejar, donde la gran cilindrada – estamos hablando de 300 centímetros cúbicos – no estuviera tanto al servicio de una enorme patada que pudiera llevarte de frente contra el primer árbol como pensada para entregar una respuesta suave y elástica al piloto no experto.
Y bueno, según las pruebas de la época parece ser que lo lograron, ya que fue el carácter dominante en la OSSA Desert 350. Que la OSSA Desert 350 fue una motocicleta perfecta para largas distancias lo podría haber verificado la que posiblemente sea la intervención deportiva más importante que ésta tuvo. El Dakar de 1982 con Juan Porcar, al cual acudió con una Desert adaptada con un depósito de mayor capacidad. Eso sí, tras beber agua en mal estado enfermó y tuvo que abandonar al segundo día. En lo referido a las de serie, todo viene definido por la suavidad del motor.
Con una cilindrada de 300 centímetros cúbicos y una potencia de 29 CV a 8.000 revoluciones por minuto gracias a un sólo cilindro alimentado por un carburador Bing, es capaz de mover con soltura los 95 kilos de la OSSA Desert 350. Todo ello sobre un bastidor de doble cuna en acero para satisfacer a clientes que olvidaban el generoso consumo del modelo gracias a su versatilidad y facilidad de manejo.
Después de 1979 se abrió un proceso de gran incertidumbre para OSSA, gestionada en los últimos cinco años por una cooperativa de los propios trabajadores
La horquilla delantera era de 250 milímetros, siendo otro de los datos que la definen como una moto de enduro más generalista que enfocada a la competición o el uso más extremo. Así las cosas, la OSSA Desert 350 – que compitió en el mercado contra las Bultaco Frontera 370 y Montesa Enduro 360H6 – fue una buena alternativa a su hermana menor, la 250, así como uno de los modelos más interesantes en la última época de la antigua OSSA.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.No se que tenían las Ossa pero eran más atractivas que las Montesa o Bultaco , estaban mejor diseñadas y parecían motos de importación y con muy buen comportamiento general . Yo disfrute de la Súper Pionner 250 que heredé de mi hermano , potencia , patada y un sonido “especial “ .
Eran finals, limpias , elásticas y rápidas, aunque también pecaban de frágiles debido a su débil biela .