Moto del día: Peugeot Speedake 50

Moto del día: Peugeot Speedake 50

Así era uno de los antecesores del Peugeot Speedfight


Tiempo de lectura: 3 min.

El Peugeot Speedake 50 data de una época ya lejana, allá por mediados de los 90, cuando los ciclomotores todavía dominaban las calles de las ciudades y los fabricantes alimentaban el segmento con nuevos modelos cada poco tiempo. Una época en la que se podía conducir un ciclomotor con 14 años, lo que convertía estos vehículos en el sueño de casi cualquier chaval.

Pero no solo procede de una época especialmente boyante para los ciclomotores, también procede de una época muy particular para la propia Peugeot. La firma francesa lleva mucho tiempo en esto de fabricar motos –principalmente scooter–, pero pecaba de ser una marca demasiado sobria, excesivamente clásica, casi como ocurría en el sector de las cuatro ruedas. Primero lanzaron los Peugeot SV, cuya versión con motor 125 tuvo mucho éxito –también se ofreció con motor “de 50”–, y luego llegó el Speedake 50, destinado a seguir por la senda de la renovación que había empezado algunos años atrás.

Sin embargo, el Speedake 50 era mucho más atrevido que los SV, incluso marcadamente deportiva, tal y como detacaba la revista Top Motor en su número 56 –julio-agoto de 1995–. En ese mismo número se afirmaba que el Peugeot Speedake 50 presumía de un marcado espíritu racing, con piezas que imitaban fibra de carbono, una carrocería afilada, así como un tamaño y un peso bastante contenidos. Para hacernos una idea de lo pequeña que era, tenía una longitud de 1.790 milímetros y no llegaba a 90 kilos de peso.

Con el Speedake, la compañía francesa ponía en circulación un scooter con un talante deportivo evidente y muy enfocado a la chavalería que, por entonces, con 14 años podía tener el permiso AM

Peugeot Speedake 50 (2)

Aunque su imagen era bastante agresiva, todo un caramelo para los chavales con el permiso de ciclomotor recien sacado, en el fondo, el Speedake era un scooter bastante sencillo. El chasis era de tipo espina central con tubo de acero, con pletinas de refuerzo y suspensiones igualmente sencillas –horquilla invertida sin ningún tipo de regulación y barras delgadas, mientras que la suspensión trasera corría a cargo de un monoamortiguador sobre motor-basculante tradicional. El freno trasero de tambor también era claramente una elección para no disparar costes.

El motor, un dos tiempos refrigerado por aire forzado y 49,13 centímetros cúbicos –unos 6 CV de potencia–, contaba con mezclador para el aceite automático, encendido electrónico, estárter automático y arranque eléctrico. Nada fuera de lo normal en el segmento.

La prueba de la revista Top Moto –cuya autoría es una incógnita, pues no lo pone… – afirma que, gracias a sus contenidas dimensiones, circular con el Peugeot Speedake por el atestado tráfico de las grandes ciudades es un juego de niños y se podía culebrear entre coches con toda naturalidad. También se destacaba la potencia de sus frenos y su bajo consumo, que permitía una autonomía de unos 150 kilómetros –sí, parece poco, pero en ciudad, 150 kilómetros es una barbaridad–.

Sin embargo, lo peor del scooter francés es el escueto hueco bajo el asiento, aunque se solventaba, en parte, con otro hueco a modo de maletero oculto en el escudo delantero.

Las fotos se han sacado de moto.it
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Javi Martín

Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

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