En términos relativos al mercado español hasta su liberalización al exterior ya en los años ochenta, Sanglas ocupa la primacía en lo que se refiere a las grandes cilindradas. Evidentemente escasas si las comparamos con lo más granado del motociclismo anglosajón, aunque bastante más generosas que la media marcada en un país donde lo más habitual era ver monturas con motores de octavo de litro y dos tiempos. Así las cosas, Sanglas destacó desde los años cuarenta gracias a sus motores con cuatro tiempos y cilindradas que fueron progresando desde los 295 hasta los 500 centímetros cúbicos. Es más, en los últimos años de su existencia llegó a desarrollar un monocilíndrico con tres cuartos de litro que, desgraciadamente, nunca llegó a serie.
Con todo ello, incluso a día a de hoy más de una persona aficionada a la historia del motociclismo en España se sorprende al comprobar que sí, que Sanglas también estuvo presente en las cilindradas más escuetas. De hecho, ¡incluso llegó a tener modelos con 50 centímetros cúbicos! Algo tan sorprendente como ver una scooter con el emblema de Harley-Davidson. Cosa que, por cierto, también ha existido. Llegados a este punto, lo mejor será ir paso a paso de cara a poner orden en esta historia y, para ello, nos vamos a situar en 1957. Un año fundamental para la industria motociclista en la Península Ibérica ya que apareció el SEAT 600.
Responsables de popularizar el automovilismo en España, este modelo – con posibilidad de ser financiado en los concesionarios – sólo costaba algo más que muchas de las turismo ofertadas por Montesa, Lube o Sanglas. Es decir, ponía a disposición de la población la oportunidad de rodar bajo techo junto a la familia y una cierta cantidad de bultos. De esta manera, de repente las sempiternas turismo – muchas de ellas con motores Hispano-Villiers – fabricadas a lo largo y ancho del país fueron barridas de un plumazo. Debido a esto, hacia comienzos de los años sesenta la industria motociclista debía ajustar sus gamas bien al nicho de mercado relativo a la deportividad o bien al condicionado por el uso urbano y popular. Una situación donde las grandes Sanglas con cuatro tiempos quedaban relegadas al escueto ámbito de los aficionados por este tipo de máquinas.
Es poco conocida y, de hecho, cuesta encontrar unidades en el mercado – lo mismo que hallar recursos gráficos de ella – pero, al mismo tiempo, es una motocicleta muy interesante para cualquier coleccionista enfocado en Sanglas. Al fin y al cabo, narra una época en la que esta marca tuvo que diversificarse más allá de sus cilindradas medias y motores con cuatro tiempos
Sanglas 100, Alemania viene al rescate
Lejos de estancarse en los laureles – o en sus abundantes contratos con la administración pública – Sanglas reaccionó muy bien a todo lo ocurrido a partir de 1957. De hecho, incluso llegó a crear una submarca donde encuadrar a algunas de sus monturas con menos cilindrada. Así nacía, hacia 1963, la conocida como Róvena. Gama en la cual se encuadraría una interesante oferta con mecánicas comprendidas entre los 250 y los 350 centímetros cúbicos suministradas por Hispano-Villiers. Obviamente, con un ciclo de dos tiempos.
No obstante, Sanglas necesitaba aumentar aún más su mercado para poder sobrevivir en un contexto donde, casi todo lo que fuera a estar por encima de los 250 centímetros cúbicos, sólo iba a ser adquirido por una pequeña porción de fanáticos de las dos ruedas sobre asfalto. Así las cosas, en 1964 anunció su asociación con el fabricante alemán Zündapp. Especializado en crear motores de dos tiempos fiables y de poco consumo, éste proveería de motores con 50 y 100 centímetros cúbicos a Sanglas.
De esta manera, el fabricante barcelonés solucionaba todo lo relativo a la diversificación de su producción. Es más, aunque es cierto es que para aquellos años no estuvo presente en competición, lo cierto es que en materia de motos de calle era la marca con mayor espectro comercial cubierto en aquellos años. Todo un logro del cual participó la Sanglas 100. Dotada con un monocilíndrico de 98 centímetros cúbicos capaz de entregar 8,5 CV a 7.000 revoluciones por minuto para poner sus 67 kilos a unos 120 kilómetros por hora de velocidad punta.
Su chasis rígido y ligero fue una buena base para la 100 Sport. Una máquina cargada de encanto y que, en su mayor parte, fue destinada a la exportación en los Estados Unidos
Respecto a su vida comercial ésta duro hasta 1971 con un total de cuatro evoluciones, caracterizadas por su interesante y liviano chasis donde el motor iba colgando por delante expuesto a la ventilación. Todo ello rematado con unos buenos acabados y, para los más deportistas – aunque en esto lo importante fue el mercado de exportación a los Estados Unidos – una versión deportiva llamada 100 Sport. Versión que, dicho sea de paso, se caracterizó por una ligereza y respuesta que la hacían capaz de plantar cara a modelos de mayor cilindrada. En suma, aunque viviera a la sombra de las grandes Sanglas con cuatro cilindros, la 100 de 1964 fue una motocicleta de lo más interesante. Una pieza de colección con alto interés más allá de las más conocidas Montesa o Bultaco.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS