Cuando se asegura que Sanglas vivió una existencia más sencilla que otras marcas debido a la estabilidad que le daban los contratos para con la administración pública, se está diciendo una verdad a medias. Y es que, aunque desde sus primeros días a finales de los años cuarenta la marca catalana gozó de amplios pedidos por parte de ministerios, Guardia Civil, servicios médicos o diversos estamentos del estado, lo cierto es que aquel no fue un camino tan sencillo como se pudiera pensar. Es más, hubo momentos en los que Sanglas hubo de afrontar serias reprimendas por parte de su cliente estatal, no siempre contento con la fiabilidad de sus creaciones.
Ahora, ¿aquellas Sanglas tenían realmente problemas de fiabilidad? Al fin y al cabo, posiblemente eran lo mejor de la producción nacional. Bueno, pues en este sentido hemos de entender, para empezar, cómo se usaban aquellas máquinas. En primer lugar, sí es cierto que no pocos componentes de aquellas primeras Sanglas pues, en fin, no tenían la mejor de las calidades. Algo que, por otra parte, se entiende en base al acceso limitado que España tuvo, hasta bien entrados los años cincuenta, a los mercados internacionales. Un hecho que lastró la calidad de los materiales. Especialmente, de los metales.
De hecho, cualquier aficionado al Off-Road podrá recordar el caso de la Metisse de Bultaco. Fabricada a medias con la británica Rickman. Entre otras cosas porque la calidad del acero al alcance de la industria española no era como la que sí se disfrutaba en el Reino Unido. Y, atención, hemos puesto un ejemplo situado a finales de los años sesenta, Veinte años después de las primeras Sanglas. Además, estaba el hecho de que las motocicletas del estado eran llevadas hasta límites que un usuario civil jamás habría conocido. Es más, teniendo en cuenta que había muchos más agentes que motocicletas a su disposición, multitud de unidades pasaban de un turno a otro. Es decir, podían estar en constante funcionamiento durante 24 o más horas.
Entre el equipamiento que se albergaba en el sidecar junto al cual se montaba este prototipo de Sanglas, encontrábamos útiles militares tan diversos como una metralleta o una linterna
Sanglas Militar, un proyecto que no cuajó
En base a lo que acabamos de comentar, resulta fácil comprender las razones que subyacían tras las averías de aquellas Sanglas. Asimismo, se debe tener en cuenta la escasa formación dada a los agentes sobre cómo manejar sus motocicletas. Algo que adquiere especial relevancia si, pensando en contexto, observamos que en la España de los años cincuenta el conocimiento medio sobre el mundo de las dos ruedas se circunscribía, generalmente, a los velomotores de dos tiempos. Es decir, una Sanglas de cuatro tiempos con 300 centímetros cúbicos era algo extremadamente especial.
No obstante, ya que Sanglas estaba contra las cuerdas por parte de su principal cliente y vía de ingresos, decidió tomar una decisión acertada. Ni más ni menos que comprar un Land Rover para recorrer toda España arreglando sus creaciones al tiempo que se daban consejos sobre cómo manejarlas. ¡Menuda aventura! Además, la verdad es que tuvo sus frutos. Las averías se redujeron drásticamente y así Sanglas pudo seguir siendo la marca de referencia tanto para la Guardia Civil de Tráfico como para los correos rápidos de ministerios y altas instancias del estado.
Eso sí, como ya os contamos hace tiempo, el panorama se volvió plural cuando ROA consiguió, a comienzos de los años sesenta, contratos públicos para dotar a los guardias de tráfico con las BMW-ROA R27. En este contexto, los de Sanglas decidieron renovar la apuesta presentándose a un concurso convocado por el Ejército de Tierra. Como objetivo, estaba el conseguir una motocicleta militar capaz de desenvolverse en cualquier clima y terreno siendo capaz de llevar un sidecar así como todo el material correspondiente a dos soldados.
Cuando se funda Sanglas a finales de los cuarenta su principal cliente era la administración pública, por lo que la aparición de este prototipo no fue nada extraño en la historia de la marca
Curiosamente, la principal rival de Sanglas en aquella convocatoria fue Derbi. Punto en el que empieza una especulación personal de este texto. Y es que, no hemos podido acceso documental a la configuración mecánica de la moto que presentara Sanglas. No obstante, teniendo en cuenta que durante las dos primeras temporadas del Campeonato de España de Motocross – 1959 y 1960 – Derbi y Sanglas vivieron una batalla feroz por liderar la llamada Clase Superior con sus monturas de 350 centímetros cúbicos, bien pensamos que la Sanglas Militar podría derivar de la del campeonato. No en vano, el concurso se abrió en 1961. Es decir, Sanglas tenía aquella montura Off-Road – que nunca llegó a serie – afinada y más que probada. A partir de aquí, fue un montar un sidecar, armamento y listo. O, al menos, eso tendemos a pensar por lógica deductiva. Así las cosas, esperamos pacientemente a encontrar, algún día, la ficha de aquel modelo si es que se conservara. Y es que seguramente fue una unidad únicas pues, después de todo, el ejército declinó a última hora pedir la fabricación de aquella Sanglas que, no en vano, había ganado el concurso. En fin, cuestiones de la administración.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS