Moto del día: OSSA Motopedal 50

Moto del día: OSSA Motopedal 50

Con este ciclomotor inspirado en un modelo alemán empezó la historia de las Ossitas


Tiempo de lectura: 3 min.

Sin duda, una de las marcas más significativas en la historia del motociclismo en España es OSSA. Algo que vemos, especialmente, cuando tratamos en términos de competición tanto en asfalto como en tierra. Eso sí, lejos de ser una empresa nacida bajo el sentido de ocupar nichos de mercado concretos y específicos, su primera vocación fue, realmente, la de ser generalista. De esta manera, cuando Manuel Giró consolidó su aventura motociclista en 1951 lo hizo con la presentación de una turismo con 125 centímetros cúbicos.

Hablamos de la 125 “Fuelles”. De la cual se llegarían a producir casi 2.000 unidades en forma de excelente prólogo comercial a las más de 12.000 marcadas por la 125 “Palillos”. Gracias a esto, la empresa barcelonesa entraba de lleno en el segmento de las motocicletas para el día a día aunque, a decir verdad, aún tenía que expandir su oferta por abajo si realmente quería ser una referencia generalista. De esta manera, en 1950 nació el Motopedal 50A. Primer representante de las llamadas “Ossitas” y que, desde aquel momento, lideró las opciones de OSSA en materia de ciclomotores.

No obstante, revisando las cifras de ventas llama la atención comprobar cómo éstas no fueron realmente masivas. Y es que, al fin y al cabo, a mediados de los años cincuenta los segmentos más accesibles del motociclismo siquiera estaban cubiertos por los ciclomotores. Más bien eran ocupados por los velomotores, en los que pequeños motores – normalmente de licencia italiana como el Mosquito o el Cucciolo – eran montados en chasis más asemejados con bicicletas que con motocicletas.

ossa motopedal (3)

En la España de los cincuenta había que contar no sólo con modelos turismo, sino también con velomotores o ciclomotores para tener una gama popular

OSSA Motopedal 50A, la primera de las Ossitas

Para las industrias alemanas los años de la posguerra fueron bastante duros. No sólo por la destrucción llevada a cabo en sus cadenas de montaje, sino también por el estado de la economía y las sanciones evidentes respecto a materias primas. Es más, hasta finales de los años cuarenta existió una prohibición expresa acerca de la producción de motocicletas. No obstante, hacia 1949 todo empezó a regresar poco a poco a la normalidad.

De esta manera, la marca Express vio un excelente filón comercial en la fabricación de un ciclomotor sencillo y eficaz sobre un chasis de chapa estampada. Llegados a este punto, revisando imágenes promocionales la verdad es que llama la atención lo optimista del proyecto. Y es que éste incluso llegó a plantearse con una suspensión delantera por muelles y paralelogramo que, finalmente, no llegó a la realidad.

No obstante, lo interesante en este caso es comprobar cómo aquella Express influyó en el desarrollo de OSSA. No en vano, Manuel Giró mantenía buenas relaciones con diseñadores alemanes, lo cual le permitió llegar a conocer de primera mano el diseño de este ciclomotor y, lo que es más importante, el planteamiento técnico de su sencillo pero eficaz motor con dos tiempos y 48 centímetros cúbicos. Modesto, pero más eficaz en su fuerza que los montados en aquellos velomotores que siquiera podían atacar una cuesta con garantías.

ossa motopedal (1)

Los inicios de OSSA, al menos desde la perspectiva contable, no se entienden sin estas sencillas monturas

Con todo ello, en 1955 al fin OSSA consiguió cerrar su gama por abajo con la presentación del Motopedal 50A. Perfecto para un uso diario sin pretensiones, sirviendo a centenares de usuarios de cara a ir a sus puestos de trabajo. Por delante habrían de venir más de estas pequeñas OSSA – con diversos cambios en la suspensión – y, claro está, maravillas mecánicas como la 250 Monocasco. No obstante, aquello es otra historia. La cual, sin duda, no se podría haber contado sin las ventas de estos modestos ciclomotores.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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