Moto del día: Seeley-Kawasaki H2A

Moto del día: Seeley-Kawasaki H2A

Tomando las cualidades de su motor con tres cilindros junto a la eficacia del chasis británica, ésta fue una mezcla muy interesante


Tiempo de lectura: 4 min.

Muchas veces, los preparadores y pequeños talleres que viven a la sombra de las grandes marcas realizan costosas transformaciones que, en verdad, sólo consiguen entregar algunas ventajas menores. Sin embargo, el caso de la Seeley-Kawasaki H2A es bien distinto. De hecho, todo lo relativo a las creaciones firmadas por la británica Seeley es algo a tener muy en cuenta dentro de la historia del motociclismo deportivo. No en vano, sus intervenciones resultan especialmente destacables en el ámbito de los cuadros, por lo que consigue cambiar radicalmente el comportamiento de una motocicleta adaptándola a ser una ganadora en los circuitos.

Pero vayamos por partes. Así las cosas, lo mejor será situarnos en los años sesenta. Época en la que un joven Colin Seeley destacó como piloto en el campeonato británico de sidecars. De hecho, consiguió ganarlo en un par de ocasiones. No obstante, más allá de los domingos en los circuitos aquel muchacho sentía una atracción especial por la industria del motociclismo. De hecho, ya con 18 años estaba trabajando en un concesionario conociendo tanto los rudimentos comerciales como los tecnológicos. Gracias a ello, en 1967 se lanzó a la aventura de crear su propia empresa de transformaciones.

Tras adquirir derechos de fabricación sobre antiguas mecánicas AJS y Matchless, empezó a desarrollar su propio diseño de chasis. Materia en la que fue sobresaliente a pesar de no contar con estudios reglados en ingeniería, logrando excelentes resultados tanto en rigidez como en estabilidad. Gracias a ello, los éxitos en carreras de las Seeley empezaron a llegar cuando en 1968 Dave Croxford se hizo con el campeonato británico a lomos de una de estas máquinas. Tras esto, vinieron excelentes resultados en el TT de la Isla de Man e, incluso, en 1970 un cuarto puesto en el campeonato mundial de 500 centímetros cúbicos gracias a Tommy Robb.

seeley kawasaki (2)

Seeley se caracterizaba por la magnífica labor con sus cuadros, llegando a llamar la atención de marcas como Ducati, la cual colaboró oficialmente con ella

Seeley-Kawasaki H2A, una unión de lo más acertada

A comienzos de lo setenta Kawasaki lanzó su modelo H2A con un motor de tres cilindros, 750 centímetos cúbicos y dos tiempos. Caracterizado por sus bandas de potencia tan estrechas como enérgicas, éste era un propulsor de muy difícil manejo. No en vano, sus repentinos “ venirse arriba “ retorcían el chasis hasta comprometer la marcha seriamente. Es más, entre los aficionados a la marca japonesa aquel modelo comenzó a tener la consideración de “ hacedor de viudas “.

No obstante, lo curioso es que esto mismo fue lo que consiguió hacer de la H2A un modelo especialmente popular en Inglaterra. Lugar donde aquellos peligros se veían como una virtud, dando un aura de piloto atrevido a todo aquel que se atreviera a llevarlo. De hecho, en la prensa aparecían reseñas donde se mencionaba lo “ aterradoramente rápida y atractiva “ de esta motocicleta. Era algo así como lo que le he había ocurrido al Porsche 911 al llegar a los Estados Unidos, donde su heterodoxo manejo al llevar el motor colgado por detrás del eje hacía de este alemán un vehículo rodeado de no poca mitomanía.

Así las cosas, a pesar de todo lo cierto es que la H2A tenía problemas por mucho que estos se quisieran ver como una fuente de adrenalina. De hecho, la propia Kawasaki no paraba de actualizar el modelo intentando resolver el comportamiento en curvas así como la mala respuesta del chasis. De esta manera, Seeley vio cómo se abría la oportunidad de crear una máquina excelente usando el carácter del motor Kawasaki asentado sobre uno de sus más que confiables chasis.

seeley kawasaki (1)

Juntando las cualidades del motor y las del chasis, el resultado final fue especialmente enérgico al tiempo que mucho más manejable que la motocicleta original salida de la marca nipona

Partiendo de esta base, en 1976 apareció la Seeley-Kawasaki H2A. Además, en aquellos años el preparador británico – que ya pasada de los cincuenta empleados – estaba plenamente inserto en la fabricación de chasis aptos para monturas multicilíndricas. Es más, hasta la mismísima Ducati pidió ayuda a Seeley para el desarrollo de los cuadros destinados a las bicilíndricas con medio litro. Una excelente hora de servicios ampliada con el trabajo realizado sobre la H2A, la cual seguía conservando el tono nervioso que tanto gustaba a parte de la prensa británica aunque, al mismo tiempo, sobre una base mucho más profesional y confiable.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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