Moto del día: Suzuki TL1000R

Moto del día: Suzuki TL1000R

Una Superbike que no llegó a competir en el mundial


Tiempo de lectura: 3 min.

Seguro que recuerdas aquella época durante la cual, el Mundial de Superbikes estaba dominado por los grandes bicilindricos “de litro”, motores con un sonido casi único, rotundo y poderoso, que a día de hoy han desaparecido de las pistas de carreras e, incluso, de las tiendas. Si no recuerdas aquella época es que eres un jovenzuelo, pero la magia de Internet te permitirá ver como eran aquellas grandes Superbike, motos como la Suzuki TL1000R, aunque esta en particular, no obtuvo resultados destacables en competición y en calle, pues tampoco, aunque eso no quiere decir que fuera una mala montura.

La Suzuki TL1000R tuvo su puesta de largo en 1998 y desde el primer momento, su línea dejaba a las claras que no era una motocicleta de paseo. Es muy agresiva, es voluptuosa, y grande, bastante grande para ser una deportiva radical, aunque antes, a mediados y finales de los 90, las deportivas no eran tan pequeñas como se hicieron posteriormente. Su simple imagen desprendía velocidad, aunque, curiosamente, nunca llegó a participar en el Mundial de Superbikes y eso, en parte, hizo que no tuviera mucho éxito en las tiendas. Eso, y algunos detalles como la suspensión trasera con amortiguador rotativo, una idea bastante interesante, pero mal llevada a la práctica.

suzuki tl1000r (2)

No obstante, como deportiva de calle, para quemar adrenalina en carreteras de montaña, la Suzuki TL1000R no era mala opción, sobre todo gracias a uno de los mejores motores bicilíndricos de su generación. La TL1000R estrenó un propulsor totalmente nuevo, con dos cilindros en V a 90 grados y 996 centímetros cúbicos, que rendía 135 CV a 9.000 revoluciones y un par nada despreciable de 106 Nm a 7.500 revoluciones. Se dice que la potencia real, a la rueda, no superaba los 125 CV, que tampoco está mal. No olvidemos que hablamos de una motocicleta de finales de los 90. De todas formas, si por algo destacaba el motor V2 de Suzuki, era por su fiabilidad a prueba de bombas, que también dio vida a una Bimota, a una Cagiva y luego, a la Suzuki SV1000, entre otras.

A pesar de su espectacular estampa, la Suzuki TL1000R estaba por detrás de sus rivales más directas en algunos apartados. Era una motocicleta pasada, y eso, junto a unas suspensiones algo más simples, la volvía torpe en curvas comparada con la competencia. Torpe, claro está, si se pretende exprimir todo el potencial de su motor en circuito, pues en carretera abierta, esos problemas quedaban un poco de lado.

Contaba con un tradicional chasis doble viga de aluminio, una horquilla invertida y unos frenos potentes, pero el famoso amortiguador trasero rotativo fue un calvario para muchos usuarios, aunque algunos expertos y algunos medios especializados, aseguran que en realidad, el amortiguador rotativo no era tan malo, el problema era que contenía poco aceite y se sobrecalentaba cuando se exigía demasiado y con poner algo más y de mayor calidad, se solucionaba. Hay empresas que ofrecen un kit de conversión para amortiguadores tradicionales, aunque no es barato –en Reino Unido, por ejemplo, no bajan de 290 libras –unos 335 euros–.

La Suzuki TL1000R pasó sin pena ni gloria por las tiendas y por algunos campeonatos nacionales, pues la firma japonesa prefirió apostar por sus incansables GSX-R 750. Eso las hace, a día de hoy, bastante exclusivas y poco vistas.

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Sobre mí

Javi Martín

Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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