Moto del día: Triumph Daytona Super III

Moto del día: Triumph Daytona Super III

Una de las motos más especiales de la compañía británica


Tiempo de lectura: 4 min.

Seguro que a muchos no les suena de nada, pero la Triumph Daytona Super III fue una motocicleta que la firma británica fabricó entre 1994 y 1996, excepto en 1997, cuando se paralizó la producción. Es una de las motos más especiales que han salido de la línea de montaje de Hinckley de la que solo existen 805 ejemplares para todo el mundo.

Triumph, hoy día, como fabricante de motos, tiene una imagen deportiva bastante respetable, solo hay que ver que son quienes suministran los motores para Moto2 –desde 2019 hasta 2029 en el momento de la publicación de este artículo–. Y no ha sido un camino fácil, los japoneses se hicieron dueños, rápidamente, del segmento de las motos deportivas y lo han desminado con mano de hierro desde la década de los 80 a pesar de los esfuerzos de muchos otros fabricantes.

Ducati, por ejemplo, ha sido uno de los rivales más duros para los japoneses y Triumph no ha cejado en su empeño. Las Daytona son los mejores ejemplos, motos de marcado carácter deportivo y una personalidad desbordante, que no siempre fueron todo lo buenas que tenían que ser, pero que permitieron que la compañía británica fuera poco a poco abriendo camino.

Con la Daytona Super III de los años 90, la marca buscaba algo similar a lo que han ofrecido los fabricantes italianos casi desde siempre: una versión muy especial, con un equipamiento de altísimo nivel y materiales exclusivos y muy caros. Es, como hemos dicho anteriormente, una de las motos más especiales de Triumph.

Triumph Daytona Super III (2)

Esta moto procede, por así decirlo, de una época de resurgimiento de Triumph. Había sido adquirida en 1983 por John Bloor, quien se los alquiló a Les Harris para que pusiera en marcha la marca. Por entonces, lo mejor que había en catálogo era la Triumph Bonneville, que se mantuvo a la venta, pero vio como el catálogo creía con motocicletas muy diferentes a las que se habían ofrecido hasta el momento.

Por entonces, ya se había visto varios fracasos en intentos de recuperar ciertas marcas, como Norton o Hesketh, y el señor Bloor no tenía intención de acabaron igual, así que creó una unidad de investigación y desarrollo; después, Bloor demostró que estaba dispuesto a poner a Triumph en lo más alto aunque fuera corriendo con todos los gastos de su propio bolsillo, en lugar de buscar la rentabilidad inmediata. Algo que se notó en cuanto a calidad –electricidad y fiabilidad, sombras características de los fabricantes británicos de aquellos años–.

Se buscó, básicamente, convertirse en un fabricante de gran volumen y pelear directamente con los japoneses con productos de mayor calidad que en ocasiones anteriores, al tiempo que se construía la nueva fábrica de Hinckley. Lo más interesante fue que, durante la construcción de aquella fábrica, también se llevó a cabo el desarrollo de varias motos totalmente en secreto –las Trident, Tiger, Trophy, Speed Triple… –, entre las que estaba la Triumph Daytona III.

No obstante, Bloor quería algo especial, algo que realmente fuera una referencia en el sector y lo obtuvo con la Super III, la cual, se comenzó a producir en 1994. Era, a simple vista, la típica deportiva noventera, con un frontal con dos focos circulares y un asiento corrido con tapa para cubrirlo, que al contrario de los japoneses, no empleaba un chasis perimetral o un doble viga, sino un espina central fabricado con tubo de aluminio –al igual que el basculante– que se fabricaba en una línea de producción altamente robotizada.

Triumph Daytona Super III (3)

Sobre ese chasis, se montaban suspensiones Kayaba y Nipon, mientras que la alimentación del motor corría a cargo de carburadores Mikuni –en aquellos años, los especialistas británicos casi se había extinguido–, as como un propulsor que tenía mucho en común con el tres cilindros de la Daytona III, pero había sido retocado por Cosworth para la ocasión. Mantenía sus 885 centímetros cúbicos –76 por 65 milímetros para diámetro y carrera–, pero se montaron pistones con mayor compresión –12:1–, se cambiaron los carburadores, nuevos árboles de levas y culatas “by Cosworth” y una nueva línea de escape. Se lograron extraer 115 CV a 9.500 revoluciones y 89 Nm a 8.500 revoluciones.

La Triumph Daytona Super III nunca logró al mismo nivel de las Suzuki GSX-R o de las Honda CBR. Según pruebas de la época, la moto se sentía alta, larga y pesada, pero era una sensación algo engañosa, porque en el fondo, para carretera abierta, las prestaciones y el comportamiento de la moto era, usando palabras de los probadores, fantástico, sobre todo gracias al motor, cuyo rango de uso “bueno” empezaba en las 3.000 revoluciones y no decaía hasta las 9.500 revoluciones.

También se dijo que era algo perezosa en los cambios de dirección por sus geometrías y frente a las Yamaha FZR o, sobre todo, las Honda CBR, no podía hacer nada cuando se presentaban sucesivos cambios de dirección.

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Javi Martín

Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

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