La Triumph Street Twin llegó en pleno boom de las motos de aspecto clásico. Corría el año 2016 y la firma británica había encontrado un filón en dicho segmento y se posicionó como una de las referencias en cuanto a motocicletas de aspecto vintage, pero prestaciones modernas y la Street Twin venía a reforzar esa idea y el catálogo clásico de la marca, que tenía a la Bonnie como la Reina, o casi, de la categoría.
Con la Street Twin, Triumph ponía en liza un modelo que servía de escalón de acceso a su catálogo clásico, con un precio que se quedaba en 8.800 euros. Una cifra que la convertía en un modelo bastante apetecible y bastante accesible, aunque el costo final podía dispararse si se hacía uso de la lista de accesorios que, desde siempre, Triumph tiene disponible para muchos de sus modelos. No obstante, de serie ya disponía de ABS o control de tracción.
Triumph creó la moto desde cero, con el objetivo de ofrecer una moto asequible y fácil de usar, pero con “sabor” clásico. De hecho, no puede evitar ciertos guiños a la Triumph Bonneville, aunque con personalidad propia o eso se intentaba. En general, esa una moto minimalista, algo inevitable si se quiere contener el precio todo lo posible; hoy día, hacer vehículos baratos, sean de dos o cuatro ruedas, es un objetivo algo complicado si tenemos en cuenta las necesidades actuales y las obligaciones por normativa.

El motor de la Triumph Street Twin es un básico de la firma británica, un dos cilindros en paralelo refrigerado por líquido, culata de cuatro válvulas por cilindro, un solo árbol e levas y, por supuesto, inyección de combustible, que rendía 55 CV a 5.900 revoluciones y 80 Nm de par a 3.230 revoluciones. Chasis y basculante en tubos de acero, horquilla convencional Kayaba con barras de 41 milímetros, dos amortiguadores traseros ajustables en precarga –también Kayaba–, frenos Nissin…
Según la revista Motociclismo, era una moto que sorprendía por su suavidad. El motor no vibraba nada, la respuesta era suave e inmediata y las prestaciones suficientes. No debemos olvidar que 55 CV no son muchos, aunque entre las motos, siempre son más interesantes que tenemos en un coche con sus más de 1.000 kilos. El cambio, además, tenía cinco relaciones y su accionamiento era tosco y ruidoso.
La circulación urbana era uno de sus puntos fuertes, gracias a su altura de asiento, muy reducida y a su buena entrega de potencia. En carretera lo que más limitaba era la falta de carenado –como siempre en estas motos–, pero el consumo era bastante contenido –cifra de 3,7 litros cada 100 kilómetros según homologación–.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS