Moto del día: Volugrafo Aermoto 125

Moto del día: Volugrafo Aermoto 125

Directamente caída desde el cielo


Tiempo de lectura: 3 min.

La moto que traemos hoy tiene sus orígenes en tiempos bélicos, cuando las potencias del Eje comenzaron a planificar la “Operación C3”, la invasión a Malta. El Ejército Real Italiano quería equipar a su división de paracaidistas con un medio de transporte ligero y pequeño, que pudiese ser lanzada desde un avión y utilizada en tierra. Su nombre, Volugrafo Aermoto 125.

Diseñada por el piloto de carreras e ingeniero Claudio Belmondo, la Aermoto tenía sus precedentes en una motocicleta sencilla, proyecto de 1936. Tres años después fue vendida al mercado civil bajo la denominación Velta. Estalló la Segunda Guerra Mundial e Italia comenzó sus planes de expansión. Con el objetivo de diseñar un vehículo aerotransportable, la Officine Meccaniche Volugrado (Turín) partió de la ya de por sí buena base de la Velta.

Tras planificar la ocupación al archipiélago mediterráneo, la “Operación C3” tuvo que ser desestimada en 1942 con la evolución de los acontecimientos durante la campaña en el norte de África. Ya bautizada como Aermoto, entró en producción al año siguiente. El primer lote -600 unidades- fue destinado al 183ª Batallón Aerotransportado de la División “Ciclone”, establecido en la zona de Tarquinia en el verano de 1943.

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La moto también equipó a la Escuela de Paracaidistas de Tarquinia, el Regimiento “San Marco” y, tras el Armisticio de Cassible, a los Paracaidistas Nadadores de la Decima Flottiglia MAS. Incluso el Ejército alemán hizo un pedido

Tenía lógica. Aquellos valerosos soldados que se lanzaban desde el cielo necesitaban moverse con rapidez al tocar tierra. Los reclutas tenían que andar varios kilómetros hasta llegar al lugar del conflicto. Su bajo peso -51,4 kg-, y sus dimensiones -1.050 x 625/310 mm- permitían a la Aermoto ser plegada en un contenedor metálico con un paracaídas para llegar sana y salva al suelo firme. En tan solo dos minutos podía ser desplegada para su uso.

Su chasis estaba formado por un marco tubular de doble cuna de acero, con un depósito de combustible de 9,5 litros colocado bajo el asiento. La caja de cambios contaba con dos relaciones y los frenos eran de tambor. Para facilitar la entrada de la moto en el contenedor la horquilla se doblaba hacia la rueda delantera. No tenía suspensión, y con su motor monocilíndrico de dos tiempos y 123 cm3, con 2 CV de potencia, alcanzaba los 50 km/h.

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Una particularidad de su diseño es la solución ante la inestabilidad a bajas velocidades y la tracción en pendientes: doble llanta con su correspondiente neumático en cada eje, de 13″

Las tropas aliadas bombardearon la fábrica y la producción fue trasladada a la ciudad de Favria, al norte de Turín, con continuidad hasta 1944. En total, 2.000 unidades de esta práctica motocicleta vieron la luz. Pero la Officine Meccaniche Volugrafo no solo fabricó esta peculiar e interesante moto. Además de otros modelos biciclos, fabricó remolques, piezas de avión, bombas de gasolina y, durante dos años (1946-1948), un microcoche, el Volugrafo 46 -más conocido entre las masas como Volugrafo “Bimbo”-.

Tras acabar la contienda bélica, un tal Enrico Piaggio tuvo la visión de diseñar un producto que motorizase al pueblo italiano. Un vehículo cómodo, de fácil manejo y, sobre todo, barato. Las motocicletas plegables usadas por los paracaidistas cumplían con estos requisitos. Cuando Piaggio contactó con el ingeniero aeronáutico Corradino D’Ascancio, la Vespa comenzó a gestarse.

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Sobre mí

Luis Blázquez

Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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