A simple vista, las combinaciones más extremas pueden ser las que mejores resultados den. Eso es lo que pasa con Harley Davidson, que sabes que pase lo que pase vas a tener un éxito bastante notorio. La marca americana tiene una estética y una personalidad muy marcadas, lo que ha influido siempre tanto en sus ventas como en otras cuestiones, tales como la personalización habitual a la que son sometidas todas las Harley. La Speed Glider del taller Thunderbike es un claro ejemplo de ello.
La historia del mundo de las dos ruedas no se comprendería sin la trayectoria histórica de la firma de Milwaukee, que durante todo este tiempo ha sido capaz de sacar ideas sorprendentes y que han empezado a darle una vuelta de tuerca a esa esencia tan marcada que tienen. De la mano de la familia Softail, nos encontramos con unas motos donde se dieron rienda suelta a la imaginación y es que desde el 1980 no han dejado de crecer. Uno de los modelos más importantes del mercado es la Softail Slim, que estuvo a la venta durante 10 años desde la década del 2010.
Inicialmente, este modelo se diseñó específicamente para el segmento cruiser, aunque los especialistas en transformaciones no tardarían en darle un nuevo uso. Esto es lo que ha pasado con el último trabajo de Thunderbike, una empresa alemana que hace magia con cada una de las motos que pasan por sus manos. En este caso no podía ser menos y es que han convertido la Softail Slim en un crossover entre una cruiser y una bagger, todo ello sin perder la esencia que tanto le caracteriza y al mismo tiempo, permitiendo que sea una moto que se adapta a cualquier situación.
Apenas hay cables a la vista, la imagen es limpia y elegante y el contraste este los colores escogidos realza la figura de la motocicleta; la calidad del proyecto se aprecia fácilmente
Con una carrocería que se puede llegar a desmontar de manera fácil, se complementa con una rueda delantera de 21 pulgadas, la cual guarda la sensación estética de una bagger al uso. Eso sí, nos encontramos con un guardabarros más reducido, lo que le da un aspecto distintivo en una moto que, bueno, a simple vista es atractiva y extraña. Todo esto se complementa con un manillar más ancho –tipo cuernos de vaca–, junto a espejos y puños satinados.
En líneas generales vemos una moto que, desde atrás, es muy estrecha, pero si la miras desde delante es corpulenta, culpa del carenado de buen tamaño anclado al manillar –y visto en otros modelos de la firma yankee–. No deja a nadie indiferente, va un poco más allá de lo habitual y eso hace que sea una moto que es digna de admirar. Con un motor Screamin’ Eagle 110 original, desde la empresa ha querido preservar su esencia más pura, y es que este modelo modificado que han llamado Speed Gilder, tendría un precio de 14.000 euros, a lo que habría que sumar la moto original, las horas de trabajo y de pintura. Dicho de otra manera, de los 30.000 euros no baja y es que todo trabajo de artesanía se tiene que pagar como se merece.
Alejandro Delgado
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