La electricidad es tendencia, no paran de salir novedades con los electrones como protagonistas y es del todo lógico, pues el transporte privado y de mercancías, se dirige hacia una electrificación total. No es nada nuevo esto que estamos contando, estamos siendo testigos en primera persona de dicha revolución, pues cuando acabe por establecerse, será el cambio más drástico que haya sufrido la industria del motor en general, incluyendo las motos, sí. Los vehículos de dos ruedas no se librarán de la electrificación, de hecho, hoy día, se venden más motos eléctricas que cualquier otro vehículo con dicha tecnología.
De todas formas, el futuro todavía no se ha decidido, es decir, no sabemos muy bien qué tecnología será la predominante, si la electricidad con baterías o la electricidad con hidrógeno, comúnmente conocido como pila de hidrógeno o pila de combustible. Las marcas siguen trabajando en diferentes opciones con soluciones como las baterías intercambiables, las baterías de estado sólido o recargas a potencias que, según el fabricante, pueden llegar a 350 kW. El hidrógeno, por su parte, sigue siendo una opción minoritaria, pues tiene los problemas de almacenamiento y obtención del propio hidrógeno, que a pesar de ser el elemento más común en nuestro universo, no se encuentra en solitario en estado natural, sino asociado con otros elementos.
Sin embargo, el potencial del hidrógeno es indiscutible y los desarrollos que se están llevando a cabo, podrían cambiar las cosas. Ahí está Toyota, por ejemplo, que apuesta por mantener los motores de combustión, pero en lugar de gasolina, consumirán hidrógeno, tal y como ya hizo BMW hace algunos años. En el caso de las motos, el hidrógeno es una solución casi olvidada, con todos los fabricantes trabajando en motos eléctricas a baterías. Sin embargo, hay quien tiene una mayor visión comercial, o quizá, una simple tendencia a ir a contracorriente, escogiendo el hidrógeno para su tecnología. Una situación que le va como anillo al dedo a Anton Brousseau, quien ha creado una de las motos más extrañas de los últimos años, tanto por diseño como por tecnología.
Bautizada como Hydra AAA 01, se trata de un proyecto que Brausseau ha llevado a cabo con la ayuda de dos amigos, Anton Guzhov y Andre Taylforth, ambos también diseñadores, a quienes conoció en Kiska Design, en Austria. Básicamente, es una moto con tecnología de pila de combustible, es decir, una moto eléctrica que obtiene su energía del hidrógeno. Su diseño, como se aprecia en las fotos, es de lo más particular, más propio de una película de ciencia ficción sobre un futuro alternativo y catastrófico.
No hay datos técnicos, ni cifras de potencia, ni nada que nos sirva para hacernos una idea de qué ofrece este aparato. Si podemos adivinar que los lugares que deberían ocupar motor y depósito, están ahora ocupados por todo el sistema de almacenaje y conversión de hidrógeno en electricidad, quedando el motor integrado en el basculante, un motor bastante grande, por cierto. Pero no tener información al respecto no es nada extraño, cuando se trata de un simple proyecto digital sin visos de ningún tipo de hacerse realidad.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS