El segmento de las 125 siempre está en plena ebullición, es uno de los que más ventas acaparan y eso, como cabe esperar, llama la atención de muchos fabricantes. Por lo general, el segmento de las 125 vive de los scooter, que ofrecen una versatilidad que a muchos usuarios les resulta de lo más interesante, pero los hay que quieren “motos de verdad”, si es que a un scooter, que tiene dos ruedas y lleva a sus ocupantes completamente expuestos como en cualquier moto, no se les puede considerar “un tipo de moto”.
Aunque es cierto que las 125 hace mucho que dejaron de ser aquellas motos cañeras, capaces de dar algún susto a motos más grandes en carreteras de muchas curvas, todavía siguen siendo una buena forma de adentrarse en el mundo de las dos ruedas, de hecho, para muchos es el único mundo de dos ruedas que conocen y por eso, motos como la nueva VOGE 125R resulta más que interesantes.
La VOGE 125R es la primera moto “convalidada” que el sello “premium” de Loncin pone a disposición de los usuarios españoles. Y lo hace con estilo, pues la imagen que desprende la Vogue 125R hará las delicias de muchos, pues luce deportiva y agresiva, pero también presume de un motor a la última y de mucha tecnología.
Entre las piernas, como viene siendo costumbre, hay un monocilíndrico de cuatro tiempos y 14,7 CV, anclado a un chasis de acero que tiene una horquilla invertida en el eje delantero y un monoamortiguador atrás, que actúa sobre un basculante asimétrico. Para los frenos, discos con 273 milímetros delante y 220 milímetros detrás, que como manda la normativa, incorporan ABS. Lo mejor de todo es que solo pesa 128 kilos.
La instrumentación es una pantalla a color de imagen muy atractiva, pero no tiene ningún tipo de conectividad, un detalle que a muchos usuarios les echará para atrás a la hora de comprarla. También es cierto que con un precio de 3.087 euros, la Vogue 125R es una buena opción para los que busque una 125 de aspecto interesante y las máximas prestaciones para la categoría.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS