Pedro Esteban (@PVEsteban) es un burgalés de 29 años que está preparando una auténtica aventura: participar en el Mongol Rally en la categoría de motocicletas. Para los que no lo sepáis, esta carrera tiene como destino llegar a Mongolia y es una de las más famosas en el mundillo de la aventura y los raids.
Motivos para enfrentarse a semejante aventura hay varios, pero en el caso de Pedro nos cuenta que es por su afán de superación y como desafío, un poco para ponerse a prueba a sí mismo. La idea de participar en el Mongol Rally le surgió hace unos años cuando do estaba estudiando en Madrid, y junto con un compañero danés se decidieron a participar en un futuro cercano en la modalidad de coches.
Pero por avatares del destino, nuestros caminos y los de nuestros amigos a veces se separan y otras “obligaciones” se interponen en nuestros sueños, por lo que al final esto no pudo ser posible, y Pedro finalmente ha optado por hacerlo el solo, esta vez en motocicleta, eso sí.
Su vida motera comenzó hacer relativamente poco, en 2015, a lomos de una Honda CR 250. Con 50 CV y 120 kg de peso podéis imaginar que aprendió en esto de las dos ruedas por las malas, a base de caídas y golpes, pero como se suele decir… lo que no te mata te hace más fuerte.
El Mongol Rally comienza en Praga el 21 de julio en la República Checa, y los participantes tienen que llegar hasta Mongolia. Casi 15.000 kilómetros y un puñado de países separarán a nuestro amigo Pedro de la meta en Ulan-Ude. Y los más duchos en geografía diréis: ¿Ulan-Ude?, ¡pero si eso está en Rusia!
Y no erráis. Hace unos años la meta estaba en Ulan Bator, capital de Mongolia, pero las autoridades locales se han puesto bastante estrictas con el tema de la importación de chatarra vehículos viejos, y ahora está prohibido salir del país si dejas un coche o moto allí abandonado. Es por ello que el final de la aventura está en Ulan-Ude, desde donde es sencillo coger el transiberiano para traer de vuelta tanto a los participantes como a sus máquinas.
Pero la cosa no queda ahí, en el Mongol Rally no tienes asistencia. Una vez dan la salida estás solo con tu motocicleta ante el peligro hasta que llegues a Mongolia, si es que llegas. En todo caso la organización da por finalizada la prueba el día 15 de septiembre, por lo que tienes un mes y 24 días para realizar el recorrido. El ritmo al que vayas y lo que quieras tardar… lo eliges tú.
Además, para redoblar la apuesta y hacerlo todo más interesante, la organización pone una serie de reglas a los vehículos que pueden participar en la prueba. En la categoría de automóviles sólo puedes elegir coches de menos de 1.000 cc, mientras que si te decantas por la motocicleta como medio de transporte, entonces el máximo son 125 cc.
Estas normas son relativamente nuevas, antaño no había estas restricciones a la hora de elegir vehículos. Personalmente, creo que es una gran idea puesto que se mantiene la autenticidad y el carácter arduo y de autosuperación que tiene la prueba, en vez de transformarse en las vacaciones de verano para turistas adinerados con ganas de hacer algo exótico.
La montura de Pedro
De cara al rally, y para cumplir con la limitación de cilindrada, la compañera de Pedro en esta aventura va a ser una Honda XL 125 V Varadero, que no sabemos si ha bautizado ya con algún nombre o no, pero que sin lugar a dudas es una de las mejores opciones posibles para esta gesta, tanto por comodidad como por potencia y capacidad de carga.
Si pretendes llegar a Mongolia no vale eso de ir con lo puesto. La logística es un quebradero de cabeza. Hay que estudiar la cartografía y la ruta que vas a hacer, y tener en cuenta un montón de detalles de índole geopolítica: pedir visados, consultar si hay fronteras cerradas, zonas en guerra y diversos conflictos armados.
Hay que trazar un plan detallado y con sumo cuidado, y además cuenta con tener que cambiarlo y adaptarlo a medida que vayas avanzando en la ruta, puesto que tener imprevistos es de lo más predecible que te puede pasar en un viaje como este.
Quedé con Pedro hace unos días, para que me contara de primera mano el proyecto y cómo piensa afrontarlo. Al conocernos en una pequeña localidad burgalesa me alegró saber que era una persona normal, humilde y trabajadora. Un tío de a pie como se suele decir, o de “a moto” en este caso.
Daba prueba de que para realizar una gran aventura o cumplir un sueño de estas características no hace falta ser ningún elegido divino, ni tener una situación económica privilegiada, ni estar hecho de otra pasta. O lo mismo sí hay otra pasta, y casi todos estamos hechos de ella, pero casi nadie tiene ganas de comprobar su dureza.
En cualquier caso, me impresionó mucho ver la naturalidad y entereza con la que se Pedro se estaba tomando el viaje. Yo mismo he estado bastante más nervioso en algunas ocasiones, ante aventuras que no llegan ni a la cuarta parte de esta, mientras que Pedro me decía: “me voy el lunes”, como quien se va unos días a Benidorm a la playa.
No obstante, al ver el nivel de preparación que había alcanzado, no me extraña que estuviera tranquilo, y es que no ha dejado cabos sueltos. Me estuvo explicando el equipo que se lleva al viaje, así como las diferentes modificaciones que le ha hecho a la Varadero.
Es increíble lo que puede dar de sí una moto en apariencia tan sencilla y básica, y además nos deja otra interesante lección. La moto perfecta para tu aventura no está en el concesionario esperando a que vayas con un fajo de billetes a comprarla.
Lo mejor es partir de una buena base que se adapte lo más posible a lo que necesites, y sobre ella ir añadiendo nuevas piezas o adaptando las que ya tienes, de tal forma que crees un vehículo único y personalizado a las necesidades del viaje que tienes por delante.
Pedro le ha puesto las defensas laterales a la moto, y sobre esta estructura de hierros ha colocado las cubiertas de offroad, que colocará en algún momento pasando Turquía. La gracia de poner ahí las ruedas es que también protegen el cuerpo de la moto de posibles caídas.
Además, con unas cuantas bolsas porta equipajes de bicicleta ha ganado bastante espacio de carga para herramientas y otros gadgets. Atrás lleva una parrilla y sobre ella el clásico baúl de plástico, mientras que unas alforjas laterales y un petate ocupan el espacio de un pasajero, que en esta ocasión tendrá que quedarse en casa.
A parte de esto, le ha colocado un par de tomas USB en el manillar para alimentar los diferentes dispositivos electrónicos: teléfono móvil, GPS de aventura, walkie-talkie… A mayores, le ha puesto un par de luces LED auxiliares en el frontal para ayudar con la conducción nocturna.
También ha acortado los desarrollos de la moto con un nuevo piñón de ataque, que dada toda la carga que lleva, y teniendo un ojo puesto también en la conducción offroad nos parece una buenísima idea, más aún cuando el V-Twin de 125 de la Varadero es una mecánica con poco par a bajas vueltas y que necesita revolucionar mucho para darlo todo. Una cúpula elevada y fuelles de neopreno, tanto en la horquilla delantera como en el amortiguador trasero para protegerlas del polvo del camino, completan las modificaciones.
En cuanto a equipamiento, Pedro tiene pensado llevar un poco de todo, pero sin volverse loco ni cargar con media casa a cuestas. La mayoría de lo que lleva es para mantener la moto en funcionamiento en caso de que tenga algún percance.
Kit de herramientas básicas, compresor para inflar las ruedas, kit reparapinchazos, aceite de motor, desengrasante y lubricante de cadena, bridas, cable de acelerador y de embrague, bujías… un surtido variado de las típicas piezas que pueden fallar más fácilmente en semejante travesía.
Aparte de eso lleva el típico kit de acampada motera: tienda, saco, colchón inflable, hornillo para cocinar y algo de menaje, y por supuesto todo el tema relacionado con la ropa e higiene personal. En este aspecto, una idea clave es que no hay que llevar ropa para los dos meses que dura el viaje. Tan solo hace falta tener tres o cuatro juegos completos de ropa y los puedes ir lavando durante el viaje a medida que los vas ensuciando. De esta forma te vuelves textilmente autosuficiente.
Sin lugar a dudas, de todo lo que se lleva consigo, lo que más me ha fascinado es un pequeño dispositivo autónomo de geolocalización y comunicación satelital llamado Spot Gen III, que sirve para avisar a los tuyos en casa de por dónde vas y avisar al final del día de que todo va bien y has llegado a tu destino.
Por el contrario, si la cosa se pone fea por lo que sea y tienes una emergencia, sirve para llamar a los GEOS para avisar las autoridades del país en el que te encuentras, dándoles tu posición exacta. El dispositivo cuesta 120 euros, más luego una suscripción mensual de 20 euros y que en mi opinión están muy bien pagados. Aparte de eso, un botiquín de primeros auxilios completa el pack safe del viaje.
Sobre la ruta a seguir, Pedro tiene pensado recorrer el rally por la conocida como vertiente sur, que consiste en atravesar Europa hasta llegar a Turquía y de ahí pasar a Georgia y Azerbaiyán. En Baku cogerá un ferry para atravesar el Mar Caspio y plantarse en esa amalgama de países acabados en “istán”, concretamente entrará por Turkmenistán, y una vez atraviese la vasta Kazajistán, ya tendrá la meta a tiro de piedra, como quien dice.
Así leídos de carrerilla en un párrafo, parece que te das un paseo como quien va a comprar el pan, pero cada uno de los puntos mencionados arriba contiene miles de kilómetros, decenas de paradas a repostar gasolina, de huesos molidos, de noches al raso… Cada uno de los destinos mencionados arriba es una aventura increíble en sí misma, y Pedro va a juntarlas todas en una sucesión de acontecimientos durante casi dos meses.
El Mongol Rally tiene como último propósito que los participantes recauden al menos 1.200 euros para destinarlos a dos organizaciones sin ánimo de lucro. Una de ellas es CoolEarth (tierra fría), que es la propia organizadora del rally, que lucha contra el cambio climático, principalmente con acciones en la parte peruana del Amazonas, África y Asia.
La otra organización la elige cada participante y Pedro se ha decantado por One Acre Fund. Esta ONG pone a los agricultores en el centro, intentando erradicar la pobreza rural en África (la más predominante y mísera). Para ello colabora con las comunidades y las aporta recursos financieros, compra de materia prima, entrenamiento, y venta; la ONG permite a muchas personas en riesgo de exclusión sobrevivir creando una micro-economía agrícola sostenible.
Para recaudar los fondos necesarios para estas dos buenas causas, Pedro ha lanzado una campaña de crowdfunding o micromecenazgo, para que quien quiera de forma altruista pueda contribuir en este sueño. A fin de cuentas, Pedro va a intentar realizar el rally de la forma más austera y económica posible, comiendo de camping gas y acampando todas las noches que pueda, prescindiendo de hoteles.
Algunos detalles sobre la ruta
Entrando un poco en el capítulo de los gastos de semejante aventura, por si alguno os estáis planteando participar en el futuro, tengo que decir que no es una aventura precisamente barata, pero como todo depende de las prioridades de cada uno.
La inscripción para motos son 560 euros. Aparte de eso, hay que dejar otros 560 en concepto de depósito, que se usarán para traer de vuelta la moto hasta Lituania, pero que te devolverían en caso de que te hicieses cargo tú de la exportación de la misma por los medios que consideres oportunos.
A eso hay que sumar los ya mencionados 1.200 euros para las organizaciones benéficas y por supuesto, el combustible necesario para recorrer los 15.000 kilómetros. Lo bueno de ir en 125 es que por norma general no suelen gastar nada. Además, en la mayoría de países de la ruta, el coste de la gasolina, de la comida y del alojamiento es irrisorio, lo cual también ayuda.
Si optamos por volver en tren hasta Lituania y de ahí hacia España otra vez en moto, estaríamos hablando de unos 3.300 kilómetros extra, así que en total habremos de reservar unos 600-800 euros en concepto de gasolina.
A mayores nos queda el quebranto de la moto (desgaste y mantenimiento), que en estas motos pequeñas suele ser equivalente o ligeramente inferior al coste d la gasolina, por lo que otros 600 euros. Respecto al gasto en comida y “dormida”, ahí cada persona es un mundo, pero haceros a la idea de que vais a estar 50 días fuera de casa.
En cuanto al tema de visados y burocracia, la cosa está complicada, puesto que hay que pasar por un montón de países y en algunos de ellos hay que contratar seguros especiales para la moto, ya que la carta verde no rige dentro de sus fronteras. Reservad al menos 300 euros para haceros con todos los “papelitos”.
Aparte de eso hay otros gastos que también son bastante variables, como por ejemplo el equipo, ya que algunos podemos tener muchas cosas ya compradas en casa, mientras que otros tendrán que hacerse con todas las cosas desde cero. Me refiero a material de acampada y/o aventura.
Así grosso modo yo calculo que hacen falta unos 6.000 euros para afrontar esta aventura con garantías, aunque en este tipo de actividades, los patrocinios y donativos juegan un papel fundamental en la financiación, y dependiendo de cómo os mováis en este ámbito, al final la factura que os toque pagar puede ser sustancialmente inferior.
Para los que queráis seguir la aventura de Pedro en directo, su cuenta de Instagram es @pveoro, en Twitter @PVEsteban, y en GoFundMe tiene una campaña de donativos para sufragar parcialmente el coste de la aventura, al menos la parte correspondiente a las ONG. Por último, tiene un blog personal donde relatará sus vivencias, aunque me ha confesado que durante el viaje le será más complicado escribir con frecuencia en él.
Desde aquí le deseamos toda la suerte del mundo a Pedro, y que el espíritu RACER le acompañe. Además, que a su regreso para el mes de septiembre, ha prometido contarnos su aventura con pelos y señales a cambio de un pincho y una caña.
¡Gas compañero, y feliz viaje!
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.Mucha envidia, de la “mala ” , suerte !!!!!
Muchisimas gracias a todos por vuestro apoyo y buenas palabras. Seguire intentando documentar el viaje en la medida de lo posible y nos vemos a la vuelta!
No solo palabras. Desde espíritu RACER moto nos hemos rascado el bolsillo y hemos contribuído humildemente a tu causa. ¡Mucho ánimo en tu aventura!
Grande Pedro! Envidiable tu forma de ser , tus ganas y tu valentía, no hay nada que te detenga.
Ánimo!
¡Que disfrutes la experiencia! Desde aquí te seguiremos y estaremos atentos a la aventura. Mucha suerte.
Desde espíritu RACER moto, todo nuestro apoyo a Pedro Esteban. Esperamos que todo vaya bien y culmine el rally con éxito.