Esta semana nos hemos levantado recordando uno de los modelos más míticos de los años 80 y principios de los 90, la Kawasaki Ninja GPZ 900 R. Porque si hay una imagen que un adicto a las motos lleva grabado en el cerebro a fuego, es la de Tom Cruise en “Top Gun” sin casco, con gafas y a lo loco. Toma asiento y ponte la banda sonora adecuada.
Lo que quizás no sabías es que no estaba previsto que esa moto fuese la coprotagonista. La elegida era una Honda VF 500 F Interceptor. Pero las exigencias del guion chocaban con las rectas ideas del fabricante japonés. Nos encontramos en pleno proceso de preparación antes de que arranque el rodaje de “Top Gun”. La Paramount Pictures Corporation tenía un acuerdo con Honda para que les cediesen un par de motocicletas -se cuenta con una de repuesto- y usarlas en la película.
La marca japonesa siempre ha mimado el mercado norteamericano por ser uno de los más importantes, más todavía en aquellos años, y el cine era una forma perfecta de promocionarse. Sin embargo, cuando Honda se entera de que en algunas las escenas el protagonista saldrá sin casco, dice que “nones”, porque eso contraviene su política interna respecto a la seguridad vial.
Para aquellos que no lo sepan, Honda siempre ha sido una marca que ha llevado por delante la seguridad de los motoristas, sobre todo si la marca puede verse perjudicada. Y aunque sabían que el éxito en taquilla estaba asegurado y que la verían millones de personas (Tom Cruise era ya una estrella en alza tras rodar “Risky Business”), preferían no salir en la película antes de que alguien condujese una Honda sin casco frente a la gran pantalla.
De esta forma, la Paramount se encontró sin motos, no teniendo más remedio que optar por la solución más rápida y que no fue otra que comprar dos motos en un concesionario. El hecho de que por aquel entonces el concesionario de motos más importante de California, y propiedad de Chris Dolan, fuese el de Kawasaki, hizo que decidiesen adquirir dos de las recién llegadas Kawasaki Ninja GPZ 900 R.
Eso sí, ambas motos fueron desprovistas de todos sus logotipos (seguramente por el acuerdo de la productora con Honda más allá de esta película).
Como las motos no podían parecer “nuevas del trinque”, tocó hacer que diesen la impresión de que tenían varios años de uso: barnices, pintura arañada e incluso algún que otro golpe daban el pego. Y por supuesto, era necesario crear una moto única y personalizada como lo habría hecho un piloto a base de ponerle pegatinas. Curiosamente las dos motos eran diferentes (no tenían las mismas pegatinas en los mismos lugares) y por ello si ves la película y las distintas escenas, no cuadran los adhesivos.
El resto es historia que ya conocemos. La película dio un “pildorazo”, Tom Cruise ascendió a los cielos sin necesidad de ir en avión y la Kawasaki GPZ 900 R, que ya de por sí se fundía en prestaciones a sus rivales, empezó a venderse como churros para convertirse en una moto deseada. Incluso la publicidad de la época ya hacía querer comprarse una. ¿Hubiese ocurrido lo mismo de haber salido sobre una Honda? Nunca lo sabremos. Hombre, quiero pensar que si hubiese sido la 750 V45 Interceptor…
En este enlace que os dejamos tenéis imágenes de cuando la Paramount compró las motos, la factura de una de ellas (2.800 dólares de la época) así como detalles de su preparación, rodaje e incluso todos los parches con los que cuenta la moto o su significado. La información fue cedida por el propio Chris Dolan para que el propietario de una GPZ pudiese hacer una réplica lo más fiel posible a la moto de la película.Por cierto, cuando Tom Cruise acelera paralelo a la pista mientras uno de los caza despega, iba montado sobre la moto, sí, pero en un remolque. Lo sabemos, para nosotros también fue duro cuando nos enteramos…
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS