La Keeway Superlight 125 es otra de esas motos custom asiáticas económicas de 125 que crecieron como setas por los concesionarios de diferentes marcas a comienzos de siglo. Las había a montones: la Daelim Daystar 125, la Hyousung Aquila 125, la Kymco Zing. Y ojo, también tenían sus homólogas japonesas, un poquito más caras y un poquito mejor hechas, pero con similar orientación.
La idea detrás de todas estas marcas asiáticas que acababan de aterrizar en suelo europeo era la misma: ofrecer un producto a un precio asequible pero ofreciendo una estética cuidada y que diese el pego de ser “motaza” entre el público de ojo inexperto y por último, una calidad de fabricación digna y una fiabilidad aceptable, como demanda el cliente del viejo continente.
La Keeway Superlight 125 se presentó en 2006, y en esta primera generación venía con una estética muy clásica y barroca, a imitación de las Harley-Davidson del otro lado del charco: largos guardabarros envolventes, pilotos muy ornamentados y cromados, muchos cromados, la mayoría de plástico pintado, eso sí.
Hasta se vendía como opción con alforjas de cuero y una gran cúpula frontal para imitar a la perfección el estereotipo americano. No hay que criticar a Keeway por esto. En aquellos años todas las marcas coreanas y japonesas estaban haciendo más o menos lo mismo, solo que esta moda del custom clásico ya empezaba a tocar a su fin.
Mecánicamente era una moto que empleaba soluciones sencillas y económicas, pero tecnologías archiconocidas y archi probadas por lo que no había sustos en este apartado y los posibles disgustos y averías que pudiesen tener estas motos siempre se podían arreglar por un puñado de euros.
El motor era un monocilíndrico refrigerado por aire que erogaba 10,7 CV a 8.500 vueltas, en la misma línea que sus principales competidoras, a excepción de la Hyousung Aquila 125, que con su motor de 125 cc despuntaba hasta unos sorprendentes 15 CV. Quizá la principal pega de esta moto era su alimentación mediante el clásico carburador de toda la vida.
Aún habría que esperar algunos años para que este modelo recibiera una inyección electrónica que le facilitase la vida a sus propietarios, especialmente en invierno. La potencia no era mucha, pero los caballos solo tenían que mover 137 Kg de moto, siendo una de las customs más ligeras que me viene a la cabeza ahora mismo.
Por lo demás, os lo podéis imaginar. Horquilla convencional delantera, amortiguadores gemelos atrás, disco de freno delantero y tambor atrás. A lo clásico, a lo de siempre. Lo que no tenían estas motos, por un tema de costes, eran las llantas de radios, algo que sin duda las daría ese golpe de gracia de clasicismo.
La Keeway Superlight 125 se conformaba con unas llantas de aleación de aluminio con aros de 16 y 15 pulgadas para el eje delantero y trasero respectivamente, algo que sin duda ayudaba y contribuía a la maniobrabilidad de conjunto por ciudad, su hábitat natural.
De segunda mano se pueden encontrar a precios de risa. Hay unidades plenamente operativas con kilometrajes bajos por unos 600 euros. La verdad que la marca desde el desconocimiento no ofrece mucha confianza, pero a nivel de motor son productos sencillos y normalmente emplean diseños “descatalogados” de fabricantes japoneses por lo que no suelen ser malas motos en ese aspecto.
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Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS