Siempre asocio la marca italiana Fantic a motos divertidas. Puede ser porque al pronunciarla, mi cerebro lo hace como “Fun-tic”, y el vocablo inglés para diversión surge automáticamente en mi mente. Lo cierto es que en su gama de motos hubo de todo, pero recuerdo con especial cariño aquellas que se salían un poco de lo tradicional. Por ello hablamos en su día de la Fantic Koala, o recientemente del Fantic Sprinter. El de hoy también es en cierta medida, poco habitual, y se le conoce como Fantic Lei.
La Fantic Lei estuvo a la venta entre 1976 y 1980, siendo una de las primera minimotos que se lanzaron en los años 70 (su boom se produjo durante los años 80). Fantic Motor buscaba atraer aun público diferente del que tenía hasta ahora como cliente, volviendo algo así a sus orígenes cuando triunfaba con la Fantichino, Broncco, Ranger, Diablo o Chopper. Puede que de esos años locos surja esa asociación cerebral automática que sufro.
Para propulsar a la Lei, la marca italiana confió una vez más en Minarelli, quien les suministró el conocido motor V1. Este propulsor, fácilmente tuneable con el fin de extraer más potencia, era un dos tiempos de 49,6 cc (38,8×42 mm) con refrigeración por aire y engrase mediante mezcla. Como suele se habitual, la simplicidad era máxima (arranque a patada), con una sola marcha mediante un embrague de fricción y transmisión por cadena.
El chasis de tipo abierto, muy en la línea de los ciclomotores pero de menores dimensiones, ofrecía un sillín regulable en altura como las bicicletas. Tras él, una parrilla portabultos permitía transportar la compra en un vehículo pensado para ser cien por cien urbano, y servir como modo de desplazamiento a la playa durante el verano. Nos obsequiaba con una horquilla telescópica y doble amortiguador trasero, frenos de tambor Grimeca y llantas del mismo fabricante en medidas 3,00×10″.
Dependiendo del año, podemos ver a la Fantic Lei con neumáticos nudosos como dicen los italianos, es decir, de tacos. Con ellos podíamos hacer incursiones fuera del asfalto, principalmente por caminos para llegar a esas calas perdidas del mediterráneo, o para llegar a la finca en el pueblo (recordad que estamos en los años 70). También se pueden ver dos versiones de esta moto, dependiendo del país al que fuese destinado ya que podía ser con pedales (ciclomotor) o sin ellos (principalmente para USA), pero en este caso con la velocidad limitada a 40 km/h en vez de 45 km/h.
No tenemos conocimiento de que llegasen a España, limitándose su comercialización en Italia y en Estados Unidos, donde este tipo de vehículos tuvo especial furor y todo el mundo quería uno. En el país transalpino suelen salir a la venta de vez en cuando, y no suelen ser demasiado caros (300 – 500 euros), aunque lógicamente no podrás circular con él por aquí al no ser posible matricularlo.
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS