Quizás la decisión más importante después de elegir nuestra futura moto, es pensar en el casco que va a protegernos cuando estemos disfrutando de ella. Elegir correctamente un casco integral es muy importante, pues ello repercutirá directamente en que nuestros viajes sean placenteros o un suplicio. Que resulte cómodo tras horas de uso, con buena ventilación, ligero y poco ruidoso debe ser lo primero que tengamos en cuenta. Y otras cosas como el color o decoración debe ser algo secundario.
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Elegir la talla
Lo primero que debemos conocer es nuestra talla de casco. Para saberlo, solo es necesario coger una cinta de sastre y medir el perímetro de nuestra cabeza por encima de las orejas y las cejas. Con la medida en centímetros, deberemos consultar la tabla de equivalencia de tallas que todos los fabricantes tienen, y encontrar la relación entre esa medida y el correspondiente en las conocidas XS, S, M, L , XL, etc.
Pero ojo, esta medida nos servirá solo de orientación, porque luego viene el “ajuste fino”. Es decir, puede que nos quede mejor una talla más o una menos. O puede que ese casco no nos sirva, y esto será debido a la forma de la calota. Si no lo sabes, la calota determina la forma que tiene el casco, y viene dada tanto por la forma externa (la que vemos) como la que esta por debajo del acolchado interior (el EPS llamado comúnmente corcho blanco).
Cada fabricante diseña la calota según una morfología, y por ello un casco de un fabricante japonés es diferente al que hace una marca europea o una americana. De igual manera, la forma de nuestra cabeza no es igual que la de un asiático o la de un americano, y por ello hay cascos que nos quedarán como un guante, y otros que no podemos usar.
Debemos fijarnos que con el casco puesto no tenemos puntos de presión en ninguna zona del cráneo, pero tampoco que la mentonera nos queda muy cerca de la boca, o suelto a la altura de las carrilleras (se puede arreglar con acolchado de diferente grosor, pero no siempre). Una vez que ponemos un casco que nos encaja perfectamente, es una delicia y lo notaremos rápidamente.
Ah, y por supuesto evitaremos cascos demasiado grandes. Es algo muy peligroso e incluso se nos puede salir en un accidente.
Elegir el material con el que está fabricado
Los cascos integrales puede estar fabricados en diferentes materiales, y de ello dependerá el precio final del casco. Los más sencillos son de policarbonato, y presentan el problema del peso (más pesados) y de la caducidad (estimada en unos cinco años). A partir de ese momento, el material pierde propiedades y se vuelve quebradizo.
Luego los encontramos fabricados en diferentes mezcla de compuestos, que suele ser lo habitual en gamas medias, y por encima aquellos fabricados únicamente en fibra de carbono o similares. Estos no tienen una fecha de caducidad fijada, pero suele ser recomendable sustituirlos cada diez años de uso, aunque también depende de las condiciones de utilización y el trato recibido. No es lo mismo diez años en alguien que hace 30.000 km al año, que otra persona que hace 2.000 km. Estar en contacto con los elementos (sol, lluvia, etc) será la principal fuente de desgaste y deterioro.
Los interiores
Un buen interior también es muy importante, pues al final será lo que está en contacto con nuestra piel. Hoy en día que sea desmontable, lavable, antialérgico y antibacteriano es imprescindible. Si no lo es, descártalo directamente. Es conveniente que puedas encontrar almohadillas de diferentes grosores, pues te permitirá adaptar el casco a tu morfología y que siempre te quede como el primer día (los interiores ceden con el uso).
Es importante que recuerdes limpiarlo cada cierto tiempo, y también que cuando empiece a estar gastado, lo sustituyas por uno nuevo. Casi será como si volvieses a estrenar el casco, tanto por tacto como por olor. Y esa sensación siempre es muy agradable.
El cierre
Los cascos integrales usan dos tipos de cierre. Los más económicos suelen tener un cierre micrométrico, que permite un ajuste más cómodo y son más fáciles de abrochar. Los cascos de gama media y alta usan un cierre de doble-D o doble hebilla, idéntico a los de competición. Esto los hace más incómodos de poner con guantes, pero por otro lado son más seguros y es casi imposible que se suelten en un accidente.
Pero por encima de todo, lo más importante es que el casco siempre lo lleves correctamente abrochado, y esto incluye que la correa no quede holgada. Si puedes abrir completamente la boca con él abrochado, entonces lo llevas demasiado flojo y se puede salir en un accidente. Lo óptimo es que puedas solo introducir un dedo entre tu barbilla y el cierre.
La ventilación y otras cosas a tener en cuenta
Un casco integral puede dar cierta sensación de agobio, y en el verano ser demasiado caluroso. Pero sin elegimos un casco con buena ventilación, podremos usarlo todo el año sin problemas. Al mismo tiempo, que cuente con elementos como naricera o deflector en la barbilla, evitará que se nos cuele aire al interior o a los ojos, algo especialmente molesto en invierno. Que la visera se pueda desmontar sin herramientas, que cuenta con visor solar, pinlock para evitar el empañamiento u otros accesorios de origen nos permitirá contar con una prenda mucho más polivalente, y por lo tanto, más cómoda.
Con todo ello, ya solo es necesario elegir el color o la decoración que más nos guste.
Redaccion
¡Muy buen artículo sobre cómo escoger un casco de moto! Me ha ayudado bastante a orientarme