Inspirado por la icónica trilogía africana formada por el Safari, el Côte-Côte y el Costa de Marfil nació en 1978 el Dakar. Una de las pruebas más icónicas aún activas entre los deportes a motor, la cual tuvo desde sus primeros tiempos la virtud de englobar a los automóviles con los camiones y las motocicletas. De esta forma, pilotos de toda clase y condición han encauzado el rumbo de las arenas del desierto buscando la gloria y respeto que sólo una carrera de tal dureza puede dar. En el caso de España, nuestro panorama deportivo ha dado no pocas historias interesantes a esta competición. Desde los camiones Pegaso hasta la actual participación de la burgalesa Cristina Gutiérrez, pasando por las cuatro veces que Jordi Arcarons ha logrado el segundo puesto. Un piloto básico para el motociclismo peninsular más reciente, quien tiene en la Merlin Nómada 500 una de sus monturas más recordadas.
De hecho, en la historia de este modelo posiblemente su manejo por parte de Arcarons en el Dakar de 1988 sea su hecho más recordado. No obstante, como ya sabréis quienes leáis la Moto del Día a díario, “ lo mejor será remontarnos al inicio “. En este caso lo haremos hasta 1980 buscando los comienzos de la marca Merlin. Fundada en Cataluña por Pere Arpa e Ignasi Bultó tras la pérdida del control de Bultaco por la familia del segundo, este pequeño fabricante se implicó de lleno en el sector de las motocicletas de campo con modelos trial e incluso algunos de mayor empaque y peso como la propia Merlin Nómada 500 que hoy nos ocupa.
Además, su atención al mundo de la competición hizo que Merlin consiguiera el Campeonato de España en 1984 y 1985, así como el de Bélgica en 1988. Y eso por no hablar de los interesantes resultados obtenidos por su equipo oficial en el Campeonato del Mundo. Donde compitieron con Manuel Soler – ganador de cuatro campeonatos de España de trial con Bultaco desde 1974 a 1977 – o Eddy Lejeune, quien cosechó tres títulos mundiales en esta especialidad de forma consecutiva entre 1982 y 1984. Así las cosas, cualquiera podría pensar que Merlin debería haber tenido una vida más larga. Pero lo cierto es que, para finales de 1988, se asoció con Gas Gas en lo que en la práctica fue una sentencia de muerte. Pues, en 1990, desapareció de toda actividad con nombre propio.
Con motores Cagiva, esta motocicleta fue una de las primeras Trail fabricadas en España. Eso sí, su vida comercial fue muy corta ya que al poco Merlin acabaría fagocitada por Gas Gas
Merlin Nómada 500, éxito en el Dakar pero poca proyección en el mercado
Más allá de las minimotos con motor de Franco Morini Motori, las más de las creaciones salidas de los talleres de Merlin fueron equipadas con mecánicas procedentes de la empresa italiana Cagiva. Un conglomerado industrial básico para el motociclismo transalpino, forjado a golpe de ir poniendo bajo su control a empresas que no vivían sus mejores momentos en lo financiero. De hecho, posiblemente el caso más señalado fuera el que se dio en 1978 con la adquisición de las cadenas de montaje de motocicletas en Aermacchi – Harley-Davidson Italia.
De esta manera, tras fabricar las motos de trial DG1, DG2 y DG7, en 1987 Merlin se lanzó con dos modelos de más empaque listos para cubrir largas distancias a la forma y manera de un Dakar. De hecho, esto hay que tenerlo muy presente ya que para nada modelos como la Merlin Nómada 500 admiten cabriolas y alardes malabaristas entre rocas. Su objetivo es otro bien distinto, y aunque hoy en día no tenga buena fama entre algunos mecánicos y coleccionistas, lo cierto es que en manos de Jordi Arcarons la Merlin Nómada 500 logró ganar en su clase – medio litro – en el Dakar de 1988.
Uno de los más duros de la historia, saliendo 183 participantes para finalmente llegar tan sólo 34. Así las cosas, no se puede hablar demasiado mal de esta montura. En absoluto. Dominada por un motor monocilíndrico de cuatro tiempos y medio litro con un árbol de levas y válvulas en cabeza para dar una potencia de 40 CV a 7.000 revoluciones por minuto con un peso en conjunto de 139 kilos.
Ganadora en la clase de medio litro, esta motocicleta demostró una gran fiabilidad al superar con éxito una de las ediciones más duras de entre todas las que ha experimentado el Dakar en su época africana
Eso sí, llegados a este punto se podría alegar que esas son las especificaciones del modelo de serie. Pero también es cierto que, a nivel de motor, la Merlin Nómada 500 del Dakar 1988 fue a las arenas sin cambios respecto al modelo que se podía lograr en los concesionarios. Algo que no ocurrió en materia de suspensiones, puesto que evidentemente éstas experimentaron nuevos reglajes de acuerdo a la magnitud del Dakar. Además, se incorporaron las debidas protecciones y un depósito de combustible extra que fue lo único que falló durante la prueba. Por ello, Jordi Arcarons tuvo que portar en varias etapas una mochila con diez litros de combustible mientras manejaba su Merlin Nómada 500. Una escena digna de alguna de las secuelas de Mad Max aunque, ya se sabe, en el Dakar puede pasar casi de todo.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS