Los motores turbo no son una novedad, aunque como todos los propulsores de combustión interna, tengan los días contados. La sobrealimentación por turbo es uno de los sistemas más antiguos del mundo, desarrollado, en un principio, para aviación (para contrarrestar la falta de oxígeno a grandes alturas), finalmente acabó por desembarcar en la automoción, aunque tardó bastante tiempo en hacerlo. No obstante, ha tardado todavía más en establecerse en el mundo de las dos ruedas, de hecho, ni siquiera se ha podido desarrollar un motor turbo que se fabrique en serie.
Sí, hay infinidad de motores turbo para motos, hay especialistas en la incorporación de turbocompresores a propulsores de motocicletas, pero ningún fabricante se ha molestado en desarrollar un motor así, al ahora, pues no debemos olvidar las “viejas” motos turbo de los años 80. Kawasaki, por su parte, no tiene un motor turbo, el motor de Kawasaki está sobrealimentado por un compresor, cuya finalidad es la misma (meter más oxígeno en la cámara de combustión), pero su funcionamiento no.
Y así, hasta ahora, cuando los motores de combustión están próximos a decir adiós para dejar su lugar a los motores eléctricos, justo un momento en el que, quizá, no interese desarrollar más motores de combustión nuevos, es cuando aparecen algunos informes hablando sobre posibles motores con turbo. Por ejemplo, allá por 2017, cuando todavía no se pensaba en abandonar los motores de combustión para 2035, aparecieron rumores y supuestas filtraciones sobre un motor turbo desarrollado por Suzuki, hasta se decía que montaría un turbo de geometría variable, cuando ese tipo de turbos no tenían apenas uso en motores de gasolina (solo Porsche los montaba en el 911).
Otra de esas supuestas filtraciones ponía a Yamaha como protagonista, con un bloque de dos cilindros derivado del tricilíndrico de la Yamaha MT09. Era 2019 y se decía que el objetivo era poder superar la Euro5 sin que por ello hubiera que perder prestaciones. Rumores, obviamente, que se quedaron en eso, en un posible que no ha llegado a producción. Es más, Yamaha vuelve a ser el centro de atención de otras filtraciones sobre un motor turbo, nuevamente con la MT09 como base, pero manteniendo todos los cilindros del motor, es decir, los tres. Se trata de unas patentes sobre un motor de tres cilindros y turbo y nuevamente, se relaciona dicho desarrollo con la Euro5.
Sin embargo, hasta el momento, el sistema que mejor ha funcionado ha sido el empleado por Kawasaki, el compresor centrífugo empleado por las Kawasaki H2. Los motores turbo no han llegado a las motos y hasta es posible que veamos antes una moto con grupo propulsor híbrido, que con sobrealimentación por turbo (sí, las ha habido y las habrá).
Pero… ¿Por qué no hay motores con propulsores turbo? Pues, básicamente, por el funcionamiento del turbocompresor. El turbo es un sistema relativamente sencillo, pues aprovecha la fuera de los gases de escape, para comprimir y meter a presión aire en la cámara de combustión. El problema viene, precisamente, de su aprovechamiento de la velocidad de los gases de escape, que requiere de un flujo de gran caudal, que se obtiene a base de revoluciones (a base de quemar gasolina, sencillamente). Eso hace que los motores turbo sean un poco bruscos en la entrega de potencia, poniendo en aprietos a la rueda trasera con una fuerte descarga de par.
O eso al menos era parte de los motivos, pues actualmente, con la electrónica y los motores eléctricos (como usa Mercedes, por ejemplo), ese problema brilla por su ausencia. Por tanto, tiene lógica que a día de hoy se piense en el turbo como una solución para poder superar las próximas normativas de emisiones, sin que por ello se pierdan prestaciones. Todavía quedan varios años para que se prohíban los motores de combustión en Europa y además, esos motores serán rentables muy pronto, pues solo será Europa el coto cerrado para los motores eléctricos, muchas otras partes del mundo, como India, seguirán con propulsores de combustión y los fabricantes podrán seguir vendiendo estos desarrollos en aquellos lares.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS