Con la perspectiva que da el tiempo, la Sanglas 400E no sólo es uno de los modelos más icónicos en la historia de la casa barcelonesa. Sino también, posiblemente, la versión más llamativa de entre las cuatro que tuvo esta saga con 422 centímetros cúbicos. Así las cosas, lo mejor será empezar por el principio de cara a contextualizar adecuadamente este modelo. Por ello, aunque la Sanglas 400E nació en 1973, debemos irnos hasta 1964. Año en el que, junto a los diseños de baja cilindrada equipados con motores Zundapp, se pone a la venta la primera Sanglas 400. Sustituta de las antiguas 350, en ella se producen importantes avances tanto en estética como en mecánica.
De hecho, en ella se reemplazaban los motores con carrera larga por unos monocilíndricos casi cuadrados. Con bastantes vibraciones aunque, en última instancia, plenos de robustez y fiabilidad. A partir de aquí, Sanglas parecía encarar con ciertas garantías la segunda mitad de los años sesenta aún con el serio varapalo que las turismo se habían llevado por el auge del automovilismo. Paliado, en el caso de esta marca, por el hecho de seguir contando con amplios y constantes encargos por parte del parque móvil de la administración pública. Algo ejemplificado por las versiones S.O Servicio Oficial, siempre presentes en todas y cada una de las generaciones de la Sanglas 400.
No obstante, en 1971 la primera 400 se puso al día con la llegada de la 400T. Paso previo a la llegada de la 400E dos años más tarde, ésta ya sí con importantes novedades de diseño capaces de darle una personalidad lo suficiente potente como para tentar a los mercados de exportación. Y es que, no en vano, Sanglas venía buscando desde hacía años ampliar sus fronteras comerciales a fin de sortear la crisis que ya se le venía encima. De hecho, principal responsable de que innovaciones como los motores bicilíndricos con los que estaba ensayando la marca no pudieran llegar a serie. Algo, desgraciadamente, exactamente igual a lo ocurrido a mediados de los setenta con el prototipo de 750 centímetros cúbicos.
Fue una verdadera pena que Sanglas atravesara aquellos problemas financieros pues, revisando su historia mecánica al detalle, resulta llamativo todo el potencial de innovación que escondía de cara a los años setenta
Sanglas 400E, dotada con arranque eléctrico
Más allá de las evidentes diferencias de línea respecto a la 400T, la Sanglas 400E encontró en el motor eléctrico de arranque su principal novedad para con los usuarios. Un elemento que la hacía mucho más cómoda en su uso aunque, en verdad, también planteó no pocos problemas. La razón de los mismos se encontraba en su fiabilidad, la cual encontraba un punto débil en el acoplamiento del motor de arranque. Desgraciadamente, aquello jugó en contra de la Sanglas 400E aunque, tan sólo tres años más tarde, su sustituta la 400F lo solucionaba satisfactoriamente.
Además, la Sanglas 400E incluía otras novedades importantes como el sistema de amortiguación con horquilla telescópica. Un hecho más que reseñable, ya que daba carpetazo al diseño utilizado desde la época de las 350. Todo ello, por cierto, muy acertado en lo estético ya que permitía un limpio diseño cromado bastante característico en este modelo. Asimismo, también se incorporaron unos nuevos amortiguadores traseros con hasta cinco posiciones.
Respecto a la mecánica, ahí sí encontramos la parte más continuista de la Sanglas 400E. Y es que, no en vano, la saga en la que inscribe siempre se caracterizó por sus monocilíndricos con cuatro tiempos y 422 centímetros cúbicos. Definidos por sus medidas de 82,5 x 79 milímetros y una potencia de 30 CV. Eso sí, rebajada a 25 CV en el caso de la 400F pues, al verse sobrepasada como tope de gama por la 500S, rebajó sus prestaciones de cara a adecuarse como una turismo de carácter sencillo y domable.
Tanto por su estética como por diversas innovaciones especialmente en materia de suspensiones, este modelo fue una apuesta de la marca por el mercado de exportación
Con todo ello, la Sanglas 400E fue, durante sus tres años de fabricación, una opción llena de carácter con la que la casa catalana miraba al futuro a pesar de todas las complicaciones financieras que lastraron la que, de otra forma, hubiera sido una trayectoria llena de novedades técnicas durante los años setenta. De hecho, en el cajón se quedaron prototipos como la 500TT. Ni más ni menos que la máquina con la que Sanglas debería haber entrado al lucrativo segmento de las Off-Road. En fin, fuera como fuese, hoy en día máquinas como la Sanglas 400E siguen irradiando carácter por los cuatro costados gracias a su apuesta por los monocilíndricos. Son, sin duda, verdaderas piezas de colección para disfrutar del asfalto.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS