Dentro de la amplia historia de Bultaco la Streaker se alza como su última gran creación. Además, en ella se puede rastrear el espíritu de las Derbi GS de mediados de los sesenta. Aquellas que, combinando nervio, bajo peso y rigidez daban sensaciones muy deportivas aún dentro de las bajas cilindradas. Justo aquello que, desde los 16 años, necesitaban los aficionados más jóvenes de cara a foguearse con la competición sobre asfalto. Además, con la Streaker la casa catalana estaba haciendo un intento por volver a recuperar buenos índices de venta en el mercado local.

Y es que, no en vano, llevaba años especialmente enfocada en el Off-Road. Un segmento que durante los sesenta le fue absolutamente rentable en los Estados Unidos aunque, con la llegada masiva de las motocicletas de campo japonesas ya en los setenta, empezó a ser mucho menos lucrativo. Todo ello sumado a la complicada situación financiera y laboral de la empresa a mediados de la década, experimentando su primera huelga en 1976 con una duración total de 57 días. De hecho, según dice la rumorología del sector aquello le costó a Xavier Bultó su primer infarto.

Así las cosas, había que hacer algo de cara a promocionar la Streaker dentro del ámbito más joven. Justo aquel que, con el incremento del consumo, resultaba cada vez más prometedor entre los fabricantes de motocicletas. De esta manera, qué mejor que utilizar las cualidades deportivas de aquella máquina para convocar una fórmula de promoción. Al fin y al cabo, esto lo había hecho incluso OSSA con su Turismo 250. Bastante más cara, potente y, por tanto, alejada de los jóvenes que la Streaker, disponible tanto en 74 como en 125 centímetros cúbicos.

Las copas de promoción fueron una constante tanto en el automovilismo como en el motociclismo. Con excelentes resultados tanto en publicidad como en cantera de pilotos

Bultaco Streaker 125 Copa, una cantera de campeones

Las copas de promoción siempre han sido una buena idea comercial. De hecho, esto se puede ver muy bien en el automovilismo nacional. Plagado de ellas desde la Copa Renault – primero con los R8 para luego saltar a los R5 – hasta la Fórmula Nacional SEAT 1430, disputada con monoplazas equipados con la misma mecánica que aquel popular tres volúmenes. De esta manera, Bultaco puso sus medios al servicio de la nueva cantera de motociclistas al tiempo que sacaba de nuevo aquel músculo competitivo que tanto añoraba Xavier Bultó.

Con todo ello, en 1979 arrancaba la Copa Streaker abierta a pilotos con más de 16 años federados en la categoría Junior. Además, respecto a la montura ésta debía ser una Streaker claro, pero de 125 centímetros cúbicos. Prácticamente de serie pues, no en vano, se permitían cambios en el carburador, el encendido, la relación de compresión, el desarrollo secundario, las bujías y los neumáticos. Todo ello, por cierto, con un premio último representado por el hacerse con una Bultaco Metralla GTS.

Respecto a la adquisición de las Streaker, éstas se financiaban por los concesionarios de una forma especial si era para disputar la prueba. Además, algunos de los distribuidores de Bultaco formaron sus propios equipos. Y no era para menos. Al fin y al cabo, la Copa Bultaco Streaker contó con ocho carreras repartidas por Madrid, el norte de la Península y la zona del Levante y Cataluña. Todo ello con una lista que ascendía hasta 23 equipos participantes.

Aunque sólo se celebró durante un año su legado nos dejó el despegue de ases que llegarían hasta el mundial

Desgraciadamente, los problemas financieros de Bultaco sólo permitieron que esta competición se celebrase durante 1979. Eso sí, en absoluto se puede considerar un fracaso. Prueba de ello fue la clasificación final, con Sito Pons en primer lugar, Carlos Cardús en segundo y Jorge Martínez “ Aspar “ en tercero. En fin, una verdadera cantera de futuros éxitos. Sin duda, una de las mejores y últimas contribuciones de Bultaco a la competición. Algo cuya memoria merece ser rescatada.