Desde la BMW R75 hasta la Zündapp KS-750, las motocicletas de la Segunda Guerra Mundial suelen ser las que más atención acaparan en el ámbito de los vehículos históricos de corte militar. Y no es de extrañar. Al fin y al cabo, éstas representan dos cimas de la ingeniería alemana, especialmente si hablamos en términos de resistencia y fiabilidad. Así las cosas, resulta fácil entender cómo buena parte de la afición siente querencia por los modelos bélicos; no sólo caracterizados por la historia que los envuelve sino también por un carácter especialmente apto para su disfrute en las pistas de tierra.
Llegados a este punto, lo cierto es que la trayectoria de este tipo de motocicletas no se para al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Lejos de ello, los ejércitos y cuerpos armados siguieron demandando este tipo de monturas tanto en versión asfalto como Off-Road. Es más, en España tenemos ejemplos relativos a ambos casos gracias a Sanglas – con una amplia trayectoria al servicio del parque público de la administración, proveyendo incluso a los correos oficiales – y Montesa con su 360 H7 para el Ejército de Tierra.
Además, quienes enfoquen sus afanes al coleccionismo de motocicletas militares encuentran una ventaja añadida a esta afición. Y es que, gracias a un cuidado sistema de subastas, multitud de ejércitos y cuerpos armados se deshacen de sus vehículos más antiguos de forma periódica. Es más, muchos de los veteranos pero eficaces Nissan Patrol que aún se pueden ver en todo tipo de caminos agrícolas de la Península Ibérica fueron reciclados al uso civil mediante este método. De esta manera, cuando el ejército suizo decidió renovar su parque móvil miles de Condor-Werke A350 se pusieron al alcance de quienes así lo desearan.
El mundo de las motocicletas militares siempre ha contado con una legión fiel de seguidores debido al carácter histórico desprendido por estas monturas
Condor-Werke A350, adaptación al medio
Cuando la Condor-Werke empezó a circular por el mercado de segunda mano, ésta creó una especie de mito en base a dos de sus cualidades. Eso sí, de cara a comprender adecuadamente aquello de lo cual estamos hablamos será mejor ir al comienzo de toda esta historia. Llegados a este punto, hemos de situarnos en la Suiza de 1893. Coordenadas en las que se funda la empresa Condor-Werke, en principio dedicada a la relojería aunque, como otras muchas empresas mecánicas de la época, dio el salto rápidamente al mundo de las bicicletas y las motocicletas.
A partir de aquí, se convirtió en proveedora del ejército suizo, el cual encargó a la fábrica un diseño muy concreto a comienzos de los años setenta. Para empezar, éste tenía que ser extremadamente fiable incluso en las condiciones climatológicas más adversas. Además, debía poseer una evidentes cualidades para la montaña, pudiendo encaramarse con solvencia a casi cualquier cumbre dotada de unas mínimas vías de circulación tales como caminos o pequeñas sendas.
Asimismo, por último sería conveniente un funcionamiento lo más silencioso posible. Algo entendible pues, en ciertas tareas relacionadas con la vigilancia o los delitos medioambientales, conviene no llamar la atención demasiado para pillar así al delincuente con las manos en la masa. Con todo ello, Condor-Werke presentó en 1973 su A350 con una tirada aproximada de 3.000 unidades íntegramente destinadas al ejército.
La casa suiza hizo un gran esfuerzo de desarrollo en relación al silenciador montado por esta motocicleta, la cual debía ser discreta a fin de cumplir con los deseos así expresados por el ejército
Respecto al motor, se escogió el de la Ducati 350 Scrambler. Un monocilíndrico de potencia y fiabilidad sobradas en el ámbito del todoterreno. Además, siguiendo con los componentes de fabricación externa la horquilla delantera se encargó a Marzocchi mientras que la amortiguación trasera va firmada por Koni. Por cierto, a fin de ganar en fiabilidad la compresión del motor se redujo tanto que la potencia quedó en 16,6 CV. Asimismo – y al contrario que en la Ducati Scrambler – éste no era un elemento estructural sino que se apoyaba sobre el chasis – fabricado por Condor-Werke – sobre unos estudiados puntos de anclaje suavizados con gomas. Y bueno, en relación al necesario silencio fue ahí donde la casa suiza hizo un gran esfuerzo de desarrollo, creando un tubo de escape en acero capaz de ser lo más discreto posible. Algo que, por cierto, sería de agradecer en muchas de las motocicletas Off-Road capaces de ir por el campo como si sólo ellas estuvieran en dicho entorno.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS