Si un scooter no está considerado una “auténtica” moto, entonces, ¿Cómo podríamos catalogar el SCL Voyager? Es un aparato cuanto menos, curioso, con una carrocería de fibra de vidrio, un parabrisas –que podía ser enorme, o minúsculo–, una postura de conducción como su fueras en una cruiser, y además, un enorme bulto como copiloto que está completamente vació y hace las veces de maletero. ¡Qué cosa más rara!
Para conocer la historia del SCL Voyager, tenemos que viajar a los años 80 y su diseñador, un periodista llamado Royce Creasey –que además financió el proyecto de su bolsillo–, se basó en las teorías de Malcolm Newell quien decía que el futuro de la motocicleta era conducir con los pies adelantados, una solución que emplean las custom/cruiser aunque sin llegar al extremo en el que hacía hincapié el señor Newell. De hecho, Royce y Malcolm se conocieron en 1977 y ambos desarrollaron las normas básicas de una moto “FF” –feet front–.
Dichas normas básicas se centraban en colocar los pies del piloto muy adelantados, casi pegados a la rueda delantera, mientras que el asiento contaba con un enorme respaldo y estaba a no más de 50 centímetros del suelo. Todo ello, protegido tras un gran carenado frontal. Creasey, además, se dedicó a promover el “movimiento pies adelantados” con artículos en la revista Bike.
Personas con los mismos gustos y objetivos, pero personas con proyectos separados, sin que ninguno lograra realmente el éxito, aunque actualmente, la teoría de los pies adelantados es una constante, solo tienes que mirar todos los scooter de tipo GT que salen al mercado, ¿acaso no se conducen con los pies por delante?
Creasey desarrolló, como hemos dicho, el SCL Voyager, cuyo trabajo de diseño y desarrollo comenzó en 1987 y se completó en 1989, aunque en realidad, el proyecto presentado en el Birmingham NEC –National Exhibition Centre– era una revisión y modificación completa del trabajo realizado en 1987. Era un vehículo diferente al presentado por Newell, pues era más pequeño, no tenía techo y resultaba algo más manejable.
Tras diferentes prototipos con motores Honda y Ducati, llegó el SCL Voyager 002, que era un vehículo casi “presiere”, equipado con un motor Reliant Robin de tres cilindros, 850 centímetros cúbicos y 41 CV. La transmisión al completo –embrague, cambio, transmisión secundaria y rueda trasera– procedían de una Moto Guzzi. Empleó esta versión diariamente para ir a trabajar, un trayecto de unos 40 kilómetros ida y vuelta, hasta que tuvo un accidente. Ese accidente demostró que, en parte, Creasey había desarrollo un vehículo lógico, pues no sufrió daños personales al estar protegido por la carrocería.
Finalmente logró un acuerdo de fabricación con Speake and Co, LTD –sus iniciales son SCL, por cierto– y se lanzó a producción. TEnía un chasis de acero tratado con zinc y cubierto con pintura epoxy, las llantas eran de 16 pulgadas y los amortiguadores, suministrados por Hagon, estaban diseñados específicamente para el SCL Voyager. El motor seguía siendo el Reliant, pero revisado y con la potencia aumentada hasta los 60 CV a 7.000 revoluciones. El asiento, por cierto, procedía de Volvo y podía ajustarse tanto en inclinación del respaldo como de forma longitudinal.
Como dato curioso, Keith Duckworth, confundador de Cosworth, compró un SCL Voyager en 1994 y lo usó hasta el año 2003.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS