Cuando el señor Felix Wankel presentó su motor rotativo, todo el mundo pensó que las cosas iban a cambiar una barbaridad. La idea del señor Wankel era una genialidad, se eliminaban todos los componentes de un motor de movimiento alternativo –pistones, bielas, válvulas…– y se simplificaba al máximo con un funcionamiento, además, casi sin vibraciones. El problema vino, como ocurre con los motores “dos tiempos” –el funcionamiento es muy similar, pero con un rotor en lugar de pistones–, con el consumo de aceite y el consumo de combustible.
Aun así, fueron muchos los fabricantes que experimentaron con el motor de Wankel, tanto en el sector del automóvil, donde Mazda cabó por coronarse como el paladín del motor rotativo, hasta en el sector de las motos, donde la británica Norton se desmarcó del resto de marcas, al lanzar varios modelos animados por un motor Wankel: la Norton Classic y la Norton F1, una naked y una deportiva, que además, estuvieron acompañadas por un modelo que solo estuvo destinado a cuerpos de seguridad: la Norton Interpol II.
La Norton Classic buscaba ser diferente y lo fue, aunque hoy día su cotización como moto de colección no es muy elevada
En aquellos años, las fábricas británicas de motocicletas las pasaban canutas para plantar cara a los japoneses, que ofrecían modelos muy similares a los ingleses, pero sin las pegas de los ingleses, es decir, la fiabilidad de las motos japonesas estaba a años luz y los británicos no podían siquiera imaginar en igualarla. Tenían que hacer algo para recuperar su posición en el mercado, y tenía que ser especial, aunque por entonces, la cabezonería y una muy particular visión del mercado, llevaba a los británicos a mantener ciertas tradiciones –como la distribución por varillas y balancines– incluso en sus modelos “especiales”.
La Norton Classic fue el resultado de aquella necesidad de ser especiales y diferentes, pero no salió bien y solo se fabricaron 100 unidades. De entrada, el desarrollo fue demasiado largo –entre la década de los 70 y comienzos de la década de los 80– y eso que se partía del modelo Imperpol II. Luego, Norton dejó claro que solo fabricaría 100 ejemplares, los cuales, se vendieron rápidamente –en su mayoría a coleccionistas–. Pero la moto tenía un problema: un mantenimiento muy específico y una conducción particular, pues el motor era propenso al calentamiento.
El motor de la Norton Classic contaba con dos rotores Fichtel & Sachs, con un desplazamiento de 588 centímetros cúbicos, capaces de generar 79 CV a 9.000 revoluciones. EStaba refrigerado por aire, y todavia no se habían eliminado los problemas de consumo de aceite.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS