La Gilera RV 200 se presentó al mismo tiempo que la RV 125, en el salón de Milán de 1983. De hecho, eran básicamente la misma moto, pero cada una con un motor diferente que, por cierto, apenas se diferenciaba. La RV 200 tenía un motor cuyo cilindro y pistón eran más grandes, pero el resto, al menos a simple vista, era idéntico en la 125 y en la 200.
España, por entonces, vivía un cambio drástico. Las fronteras empezaban a dejar entrar todo lo que no había podido llegar antes y el mercado de la motocicleta estaba, por así decirlo, patas arriba, con los japoneses llegando en tropel con sus espectaculares motocicletas. Mientras tanto, los europeos mantenían su mis forma de trabajar y su misma forma de desarrollar modelos, y la Gilera RV 200 era un ben ejemplo de ello.
Hablamos de una motocicleta con motor “dos tiempos” con 183,4 centímetros cúbicos –derivado del 125 empleado en cross–, capaz de rendir 25 CV a 7.750 revoluciones y un par de 2,5 mkg a 6.500 revoluciones. Los motores “de agujeros” se mantuvieron en las cilindradas pequeñas algunos años más, así que su presencia en el mercado no eran sorpresa, y menos todavía cuando se trataba de una motocicleta italiana, como tampoco lo eran la técnica empleada para el resto de la moto, con un chasis de acero de tipo doble cuna, completado por una horquilla telescópica Marzocchi y un basculante trasero de sección cuadrada con amortiguador con bieletas.
La revista Motociclismo probó la Gilera RV 200 en su número 916 y, en general, las impresiones que relatan son bastante buenas, incluso llegan a decir que una vez a los mandos de la moto, te olvidabas de que su motor tenía apenas 190 centímetros cúbicos. Al parecer, aceptaba una conducción turística y al mismo tiempo, faltaría más, una conducción deportiva. Una moto muy ligera, con un tacto muy equilibrado y, en definitiva, un conjunto muy homogéneo.
Solo había un problema: el precio. La Gilera RV 200 costaba 474.720 pesetas, unas 150.000 pesetas más cara que en su país de origen. Su precio en España la acercaba demasiado a motos con motores de mayor cilindrada y de mayores prestaciones, que además, tenían un mantenimiento algo más comedido –los motores de dos tiempos, desde siempre, han tenido un mantenimiento más elevado que un cuatro tiempos–.
Al menos, las prestaciones, para la época, era buenas –incluso ahora son más que aceptables–. El 0 a 100 km/h, por ejemplo, lo completaba en 6,75 segundos y los 400 metros desde parado los recorría en 17,72 segundos. La velocidad máxima era de casi 133 km/h, pero si te agachadas, aumentaba ligeramente hasta casi 136 km/h. Incluso tenía una autonomía interesante de 346 kilómetros –el consumo medio era de 5,77 litros y el depósito tenía 20 litros–.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS