La Honda VF 500 FII llegó a España un poco tarde. Para entonces, mediados de los años 80, la Suzuki GSX 550 ES ya había rodado bastante por nuestras carreteras y hasta Kawasaki había jubilado a la GPz 550 para dar paso a la Kawasaki GPz 600 R. Sin embargo, Honda siempre es Honda, incluso en los años 80, y la VF 500 FII tenía argumentos más que de sobra para ser una digna rival en la categoría de los pesos medios.
Así lo decía el señor Augusto Moreno de Carlos, en el número 905 de Motociclismo, tras haber probado la VF 500 FII: “hasta el momento Honda-Montesa había apostado fuerte para abrir y ganar mercado con sus susperbikes, priermo con las CB 750 y 900 y, más tarde, con las VF 750 y 1000 R y con las CBX 750. En sus cupos de importación, sin embargo, no había tenido cabida hasta el momento ningún modelo de cilindrada media, algo que en más de una ocasión habíamos criticado. Por fin, cierto retraso, pues la VF 500 FII hace un año que rueda por Europa, nos llega lo que todavía puede ser una buena jugada de Honda, un pleno al 500, si el precio acompaña, y una moto que finalmente plantea el gran combate de los pesos medios.”
Con esas palabras ya dejaba claro que Honda podría haber traído el modelo a España mucho antes, pero que, aun así, su tardía presencia no debería ser un problema. Y eso es porque, como buena Honda de los años 80, era una motocicleta muy innovadora. Sin embargo, llegó en un momento en el que Kawasaki le robó cierto protagonismo, pues toda la prensa estaba pendiente de la puesta en escena de la GPz 600 R –ya había sido presentada a la prensa en el circuito del Jarama– y la VF 500 FII no contó con tanta repercusión. Y eso que superaba en prestaciones a las referencias en aquel momento, la GSX 550 ES y la Yamaha XJ 600.

La Honda VF 500 FII, en realidad, no era una moto nueva, el apelativo “FII” ya lo dejaba claro. Era una evolución de la VF 500 que, entre otras cosas, lucía un carenado completo y algunos retoques aquí y allá. Por ello, el motor V4 de 498 centímetros cúbicos, con culatas de cuatro válvulas y alimentación por cuatro carburadores, rendía 65 CV a 11.000 revoluciones y 4,4 mkg a 10.500 revoluciones, estaba escondido tras unos plásticos que, según de Carlos, estaba muy bien diseñado, aunque dejaba los hombros al descubierto y cerca de la velocidad máxima, unos 200 km/h, obligaba a esconder ligeramente tras la pantalla. También decía que la sección de la rueda trasera resultaba un poco escada –110 milímetros en llanta de 18 pulgadas–.
Con la Honda VF 500 FII ocurría algo similar que con su hermana mayor, la VF 1000 R, y es que a simple vista parecía muy deportiva, pero en la práctica no lo era tanto. Hoy día, podríamos resumirlo diciendo que era “muy Honda”, fácil de conducir, con una posición a los mandos confortable y en general, un talante dinámico y veloz, pero no radical.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS