Moto del día: Kawasaki KR250

Moto del día: Kawasaki KR250

La campeona de los circuitos se viste de calle


Tiempo de lectura: 2 min.

Quizá hayáis oído hablar de la Kawasaki KR250 que ganó cuatro campeonatos del mundo en los años 1978 a 1981, pero lo que quizá no sabíais era que hubo una versión de calle de esta mítica moto, que se vendió en Japón. A simple vista puede parecer una deportiva más, pero si echamos un vistazo a su motor, veremos que se trata de una obra muy particular del fabricante japonés.

Aunque su nombre es el mismo, en realidad es lo único que comparten la versión para circuito y la versión de calle. Las piezas de ambas motos son completamente diferentes, pero la configuración del motor si es la misma. Se trata del particular motor de dos tiempos y dos cilindros paralelos. ¿Qué es esto? Pues sencillamente dos motores de 125 cm3, cada uno con su propio cigueñal, unidos mediante engranajes. Ofrece el beneficio de ser más compacto y estrecho, ahorrándose el engranaje final de 90º para llegar a transmitir la potencia a la cadena.

Kawasaki KR250 Motor

La moto de carreras se comenzó a diseñar en 1974 por Nagato Sato, eligiendo este tipo de motor para minimizar el área frontal y poder emplear válvulas de disco. La moto de calle se lanzó en 1984 y su cilindrada total era de 249 cm3, produciendo 45 CV a 10.000 rpm, y 36,2 Nm de par a 8.000 rpm. Con sus 133 kg de peso conseguía una velocidad máxima de 180 km/h, y subía de vueltas con mucha alegría, gracias a su característico motor, aunque parece que a bajas vueltas adolecía de cierta pereza para empujar.

La suspensión delantera era de doble horquilla de 35 mm, con antihundimiento ajustable, mientras la trasera recurría al monoamortiguador, con precarga ajustable. El equipo de frenos era más que suficiente, empleando doble disco delantero de 260 mm y disco simple trasero de 350 mm.

Si querías sentirte como  Kork Ballington o Anton Mang por las calles de Tokio, esta Kawasaki KR250 era tu moto.

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Sobre mí

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

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