Si durante los años sesenta las motocicletas turismo fabricadas en España vivieron una crisis terminal debido a la aparición de los automóviles asequibles de la FASA y la SEAT, a comienzos de los años ochenta casi todos los fabricantes históricos acabaron desapareciendo antes de entrar a la Comunidad Económica Europea. De esta manera, desde Bultaco hasta Sanglas pasando por Avello muchas de las fábricas locales con una amplia historia en el motociclismo cayeron ante el poderío demostrado por el capital nipón, realmente arrollador desde que la preparación al mercado común fue relajando los cupos de importación y las tasas de aduana.
Barreras protectoras frente a la competencia extranjera usadas desde los tiempos de la autarquía. En principio, con la idea de proteger el desarrollo de la endeble industria local. Aunque, a la larga, responsables en gran medida de un relajamiento técnico y comercial bajo el cual OSSA, Montesa, Bultaco o Sanglas resultaron mucho menos competitivas que Yamaha, Suzuki u Honda. De esta manera, según el mercado se fue abriendo a los aires de la globalización, la amplia tradición motociclista vista en España desde los años cincuenta fue desapareciendo.
Llegados a este punto, mientras Bultaco se veía forzada a cerrar sus puertas tras lentos años de agonía – abandonada por un plan de la motocicleta que nunca llegó por parte del estado – Montesa caía en manos de Honda mientras la gijonense Avello habría de hacerlo en las de Suzuki. Todo en el breve tránsito de unos cinco años. Un proceso que, por otra parte, resulta difícil disociar de las reconversiones y privatizaciones exigidas a un tejido económico que, a pesar de todo, entraba en la liberalización económica propia de los ochenta sin demasiadas críticas. Asimismo, en el caso de Avello la crisis se aceleró cuando Puch – su socio y proveedor tecnológico – vendió a Piaggio su división motociclista. Con todo ello, urgía encontrar un nuevo aliado tanto en lo técnico como en lo financiero. Motivo por el cual, en 1982, comenzaron los primeros contactos serios con Suzuki.
Desde que en los cincuenta Avello diera el salto al motociclismo teniendo como proveedora tecnológica a la italiana MV Agusta, aguantó décadas en el sector pactando con Puch más de una década antes de hacerlo con Suzuki
Puch-Suzuki Lido Vario 75, el primer modelo de la casa japonesa fabricado en Gijón
Deseosa de contar con una planta propia en España, Suzuki vio la posibilidad perfecta para entrar a este mercado gracias a la situación vivida por Avello. Así las cosas, en 1983 entró al accionariado de la misma con algo más de un tercio de participación. Sin duda, una inyección de liquidez absolutamente imprescindible para la empresa gijonense, la cual venía experimentando pérdidas desde comienzos de la década.
Asimismo, el pacto incluía cláusulas interesantes como la fabricación del scooter Lido en las cadenas de montaje de Avello sin por ello eliminar de facto la gama de Puch. Es más, Puch y Suzuki se presentarían de forma comercial en España como una única marca, uniendo fuerza en pos de una gama fuerte con la cual hacer competitiva a Avello S.A. Con todo ello, en 1984 se consolida la posición de Suzuki como proveedora tecnológica al tiempo que empieza a producirse el Lido Vario 75.
Una versión puramente nacional pues, aunque se preveían motorizaciones con 80 y 125 centímetros cúbicos como en otros países de Europa, finalmente se escogió para el mercado español un motor monocilíndrico con 75 centímetros cúbicos, dos tiempos y unas dimensiones casi cuadradas. Con 47 milímetros de diámetro y 42 de carrera del pistón. Sobre esta mecánica, el scooter Lido Vario 75 se posicionaba a la vanguardia tecnológica de su segmento gracias al arranque eléctrico, la lubricación por bomba de aceite y el variador automático.
En tan sólo unos pocos años, Suzuki pasó de tener algo más de un tercio del accionario de Avello a absorber completamente a la empresa asturiana a fin de crear Suzuki Motor España a finales de la década de los ochenta
Sin duda, no sólo fue una buena tarjeta de presentación para Suzuki en España, sino que también puso las cosas claras en materia de practicidad al servicio de unas buenas ventas. Eso sí, durante casi tres años convivió con modelos de Puch amparados bajo el paraguas común de Avello. En ese sentido, destacó la aparición en 1984 del Maxi 50. No obstante, en 1988 el capital nipón se hizo finalmente con el pleno control de la fábrica, desapareciendo toda referencia a Puch o a Avello a fin de crearse Suzuki Motor España. Tras aquello, en 1993 se vivió el traslado de la producción a la más moderna planta de Porceyo. Al fin y al cabo, aunque había muerto una de las referencias históricas del motociclismo en España, la actividad laboral se salvaba. Desgraciadamente, en otros sectores industriales de la zona norte no acabaron las cosas de la misma manera.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS