Evolucionada desde 1967 hasta 1982 a través de unas dieciséis versiones con distintas cilindradas, la Montesa Cappra es uno de los modelos esenciales para entender la historia de Montesa. No sólo por su importancia en el apartado de ventas, sino también por sus innegables éxitos en competición. De hecho, aunque nunca ganó en Mundial esta montura de Motocross sí se hizo con no pocos campeonatos de España y otros países europeos. Es más, revisando las clasificaciones de diferentes carreras no es difícil verla un simple paso por detrás de las Bultaco Pursang o, ya cuando los fabricantes nipones empezaron a ser competitivos en el Off-Road, las Yahama, Suzuki o Kawasaki.

Pero vayamos por partes. Así las cosas, de cara a entender la génesis de la Montesa Cappra lo mejor será situarnos a mediados de los años cincuenta. Y es que, al fin y al cabo, pocas cosas activan tanto como cometer un error de principiante. En este sentido, la pura vergüenza activa la responsabilidad por hacer las cosas mejor y, a la postre, los buenos resultados acaban por llegar. Dicho esto, Montesa envió dos modelos turismo sin ningún tipo de adaptación a competir en una prueba de tierra por los embarrados caminos de Gales. Obviamente, el fracaso fue tan sonoro que en la fábrica se registraron reacciones casi de inmediato.

Gracias a ello, en 1957 ya estaba lista la Cabra. Una primitiva – pero primera al fin y al cabo – aproximación de la marca catalana al Off-Road. Por cierto, con Francisco Xavier Bultó aún compartiendo el liderazgo de la empresa junto a Pere Permanyer. Tras esto, el interés de la empresa por las especialidades camperas fue al alza, asentándose gracias a la Brío Cross de 1961. Asimismo, el fichaje de Pere Pi – el cual venía de la época en la que Derbi había coqueteado brevemente con el Motocross antes de lanzarse a las bajas cilindradas – terminó por poner a Montesa en posición de ofrecer, cada vez más, diferentes modelos para cada una de las cada vez más especialidades modalidades de Off-Road. Un proceso que, tras el lanzamiento de La Cross 66, acabó de explotar con las Cappra de 1967 y Cota 247 del año siguiente. Preparadas para Motocross y Trial respectivamente.

Desde 1967 hasta 1982 la Montesa Cappra fue una de las mejores y más exitosas sagas en la historia de la marca catalana

Montesa Cappra MX 250, una versión con éxitos en los circuitos

Llegados a este punto, la Cappra empezó a evolucionar con nuevas versiones presentadas cada año. Exactamente igual que lo acontecido con la Bultaco Pursang, entrando así al juego de las constantes actualizaciones para estar siempre en el candelero de novedades relativo al mercado estadounidense. Y es que, no en vano, para finales de los años sesenta éste ya se había convertido en la principal referencia para las marcas catalanas. Es más, de aquellas OSSA llegó a destinar unas tres cuartas partes de su producción anual al mismo.

Rápidamente, más allá de la cilindrada original – cuarto de litro – aparecieron versiones de la Montesa Cappra con hasta 351 centímetros cúbicos vendidas bajo el término comercial de 360. Además, en 1968 aparecía la variante GP con un rediseño del depósito de combustible pensado para lograr un centro de gravedad más bajo. En suma, la Cappra se adaptaba a un mercado echado al galope de la técnica y, además, lograba ampliar su clientela al atraer aficionados y pilotos profesionales al mismo tiempo.

No obstante, la variante con la cual el modelo llegaría a su plenitud aún estaba por llegar. Así las cosas, en 1972 al fin se presentaba la Montesa Cappra MX. En primer lugar, lo más llamativo a efectos comerciales es la duplicidad de cilindradas. Con la habitual de cuatro de litro acompañando a la de 125. Nunca antes vista en la saga y, ahora, responsable de propulsar la versión de acceso al modelo. Perfecta para iniciarse en los rudimentos del Motocross y, por tanto, plena de buenas previsiones en materia de ventas.

La Cappra MX 250 se caracterizó por su bajo peso, 12 kilos menos que los marcados por la Bultaco Pursang equiparable en su momento

Ahora, en lo referido a la 250, su monocilíndrico con dos tiempos y 247 centímetros cúbicos daba 35 CV a 7.000 revoluciones por minuto acoplándose a una transmisión con cinco velocidades. Todo ello con la reducción de peso como principal novedad, quedando en tan sólo unos 88 kilos. Atención, 12 menos que los 100 presentados por la Bultaco Pursang MK5 250. Su homóloga en la casa de los Bultó durante la temporada de 1972. A partir de aquí, los éxitos en la competición empezaron a llegar con más frecuencia. De hecho, la Montesa Cappra MX empezó a ser habitual en los puestos de cabeza del Campeonato de España de Motocross. De aquellas dominado con una apabullante hegemonía por las creaciones de Bultaco, ganadora desde 1967 hasta 1975 y luego tres veces más, también consecutivas. En fin, la Cappra MX estaba en segundo plano, sí, pero aún así en un segundo plano muy alto. Sin duda, una gran montura de Motocross.