Moto del día: AJS V4 (recreación)

Moto del día: AJS V4 (recreación)

Una moto creada en la década de los 30, que no dejó de dar problemas hasta los años 40 y luego, desapareció


Tiempo de lectura: 3 min.

La AJS V4 fue una motocicleta que reunía un grandísimo esfuerzo de ingeniería por parte de la compañía británica a mediados de la década de los 30. Se presentó por primera vez, en forma de prototipo, en el Olympia Show de 1935 y nunca pasó de ahí, de ser un prototipo.

Durante la década de los 30 el mundo estuvo sumido en lo que se llamó la Gran Depresión y las acciones de recorte de gastos y austeridad fueron la nota predomiante. Se pasó de unos años de esplendor y experimentación –los años 20 fueron la época más fuerte del Art Déco, que fue un movimiento muy popular hasta 1939 según los expertos–, a una situación de ahorro máximo en todos los ámbitos.

Al parecer, según se dice, esa época de austeridad podría haber sido la causante de que la AJS V4 nunca pasara a producción. De haber llegado a las tiendas, habría sido un modelo demasiado caro para un mundo que no quería gastar en exceso, y aunque se tuviera la liquidez suficiente, la imagen proyectada a los demás suele ser algo muy a tener en cuenta en determinadas ocasiones.

En 1936 se presentó una nueva versión de la AJS V4, pero en esta ocasión era una máquina de carreras, equipada con cilindros de aleación, culatas individuales con muelles de válvulas de horquilla expuestos, un cárter común, cigüeñal calado a 180 grados, un solo árbol de levas por cilindro, un carburador Amal y nada menos que un compresor Zoller. La caja de cambios era una Burman de cinco relaciones.

No cabe duda que aquella AJS V4 era una motocicleta con un motor espectacularmente complejo y comenzó a competir sin haber sido desarrollado por completo. En el mismo 1936 se presentó en el TT Senior de la Isla de Man y, aunque era una moto rápida, no era fiable y sufrió diferentes fallos mecánicos.

AJS V4 (2)

Dos años después, en 1938, apareció una nueva AJS V4 reconstruida y rediseñada –suspensiones, frenos y, por supuesto, el motor– y de nuevo se envió al TT de la Isla de Man, donde nuevamente sufrió problemas mecánicos, aunque en esta ocasión fue cosa de sobrecalentamiento. Algo lógico, pues hablamos de un motor refrigerado por aire…

Sin embargo, en AJS nadie tiró la toalla y se optó por otro camino más directo. Se contrató a Matt Wright, de New Imperial, para que se encargara del rediseño completo del motor. El resultado fue un nuevo V4 refrigerado por líquido, dos culatas en lugar de cuatro, válvulas y muelles tapados y toda una serie de modificaciones que, como cabe esperar, buscaban mejorar tanto las prestaciones como la fiabilidad del propulsor.

Esta AJS V4 sí que fue una moto competitiva y en 1939, en el GP de Ulster, dos unidades dominaron la prueba desde el mismo comienzo, pero una bujía y una suspensión rota, obligaron a dejar la carrera. No obstante, antes de abandonar, uno de los pilotos, Walter Rusk, completó una vuelta a una velocidad de media de 161,5 km/h, un verdadero récord. La primera y única victoria llegó en 1946, en Bélgica, y solo ganó una prueba porque se prohibió la sobrealimentación.

Teóricamente, la moto dejó de existir, pero según parece, alguien la rescató. Dan Smith, un amante de las motos que trabaja como maquinista en Vancouver –tiene una Vincent Black Shadow y una Vincent Series B Rapide–, se topó con un dibujo del interior del motor V4 y comenzó a investigar. Eso le llevó a encontrar una serie de fotografías del motor antes de la Segunda Guerra Mundial.

A pesar de que sabía muy bien que el motor era problemático, no dudó en ponerse a trabajar y crear una reproducción de aquel V4 fabricado por AJS en la década de los 30. Una verdadera locura, pero también, una verdadera joya.

Puedes leer la historia de la reconstrucción en Canadian Biker Magazine y en Motorcycle Classics.

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Sobre mí

Javi Martín

Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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