Aprilia, como buena empresa italiana, siempre se ha ocupado de ofrecer diseños cuidados y diseños atractivos, o al menos lo más atractivos posibles. A mediados de los noventa, Aprilia contactó con el entonces popular artista Philippe Stark para desarrollar un nuevo modelo de diseño rompedor, diferente a lo demás. El resultado final es… cuestionable, y las bajas ventas de la Aprilia Motó 6.5 acabaron por confirmar que no fue la más bella de las motos de la época.
Philippe Stark es un diseñador de, prácticamente, todo. Tanto muebles, como electrodomésticos, edificios, interiores, bolsos, bicicletas… aunque eso sí, su mayor pasión, las motocicletas (su colección se dice supera las cuarenta). Cuando Aprilia le propuso a comienzos de década el desarrollo de una nueva moto, evidentemente aceptó. La susodicha moto en cuestión fue presentada en Bolonia en diciembre de 1994, y causó bastante revuelo. Era una época donde líneas minimalistas no encajaban en un mercado donde aún primaba la contundencia.
Stark pretendía hacer una moto que tuviese un carácter andrógino, es decir, indiferente tanto para el sexo masculino como el femenino. Las líneas rectas y musculosas se abandonaron a favor de líneas más orgánicas y suaves. El chasis acogía en su interior un bloque de un solo cilindro Rotax de 652 centímetros cúbicos, capaz de desarrollar 43 CV a 6.250 RPM y 53 Nm de par motor a 5.000 vueltas. Este motor estaba más que probado, montado también en modelos de la competencia como la BMW F 650.
En lugar de montar un carburador de doble cuerpo, se optó por montar uno más pequeño que, a pesar de entregar menos potencia, ofrecía un rendimiento más suave y lineal. De hecho, esta motocicleta fue diseñada para motoristas inexpertos y, como decía Stark, tenía que ser fácil y dócil de llevar. Aún con todo, esta moto causó ciertas reticencias. Era demasiado light para los moteros de verdad y demasiada “moto” para aquellos que sólo querían moverse por la ciudad.
Otro problema era su comportamiento dinámico, demasiado urbanita y demasiado nervioso en carretera por sus geometrías. Además, a pesar de contar con un asiento cómodo en mullido, era tan estrecho que hacía a la Motó 6.5 un vehículo incómodo tras un rato encima de ella. Sin embargo, al no contar con ningún compartimento de carga, tampoco era práctica para ciudad.
Al fin y al cabo, una moto que se encontraba en tierra de nadie. Se superpuso un diseño que no iba a acorde con la época, con una parte de ciclo que no estaba a la altura de la imagen que se pretendía difundir. Este es el caso de una idea que podría ser buena, pero su ejecución en ese espacio-tiempo la condenaron al fracaso.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS