En la historia del motociclismo en España una de las marcas menos conocidas es Ardilla. Y vaya, realmente no es algo que sea de extrañar pues, al fin y al cabo, sólo fabricó un único modelo desde 1950 hasta 1952. Además, en su génesis no operaron tanto los factores empresariales como los políticos, siendo uno de los ejemplos más visuales sobre cómo el régimen franquista gestionó su complejo reposicionamiento internacional durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Así las cosas, de cara a comprender el nacimiento de la Ardilla 125 debemos remontarnos hasta mediados de los años cuarenta.
Derrotadas la Alemania Nazi y la Italia de Mussolini, la dictadura franquista aparecía ante occidente como un paria internacional. Forzosamente aislada, la mezcla de soledad y nacionalismo falangista arrastró a España hasta un escenario autárquico donde se agravaban aún más los efectos de la postguerra. De esta manera, a pesar de las acciones del Instituto Nacional de Industria la reconstrucción del país se antojaba harto difícil al estar fuera de los circuitos comerciales internacionales. No obstante, desde que en 1946 Juan Domingo Perón se hiciera con el poder en Argentina el régimen franquista encontró en él un sólido aliado.
Llegados a este punto, la visita a España de Eva Perón durante el verano de 1947 – la esposa del líder argentino, creadora de un discurso propio dentro del complejo panorama peronista – supuso uno de los mayores balones de oxígeno para el brutal pero incierto franquismo de la autarquía. No en vano, bajo las pompas y los oropeles de aquellos 18 días cargados de discursos y alocuciones, se escondía un pacto comercial por el cual Argentina entregaba cereales y carne a cambio de maquinaria. Justo el contexto donde, en 1950, la barcelonesa Industrias del Plata S.A – con referencia a su mercado de exportación desde el propio nombre – estrenaba la producción de la Ardilla 125.
El Franquismo quedó aislado a nivel internacional tras la Segunda Guerra Mundial hasta que ya en los cincuenta la política de alianzas propia de la Guerra Fría lo posicionó como un aliado de los Estados Unidos
Ardilla 125, motocicletas a cambio de comida
Aunque la industria española había sido seriamente dañada durante la Guerra Civil, ésta se encontraba en un punto de desarrollo tecnológico algo superior al experimentado en Argentina. De esta manera, el régimen franquista era capaz de pagar con maquinaria los alimentos provenientes de su nuevo aliado sudamericano. Es más, para Perón esto resultaba de una vital importancia debido al especial énfasis que estaba dando a la industrialización. Uno de los principales puntales de su primer gobierno, incluyendo la nacionalización de sectores clave como el de los ferrocarriles.
Así las cosas, podemos comprender fácilmente lo desconocido de la Ardilla 125 a pesar de haberse fabricado en tandas de miles. Y es que, en base a aquel intercambio comercial dado por razones de estado, la mayor parte de las Ardilla 125 fueron a parar a Argentina como pago de los alimentos recibidos. No en vano, la empresa que las diseñó y ensambló fue Industrias del Plata. Totalmente volcada en cumplir en los compromisos adquiridos por Franco con Perón. Compromisos que, en este caso, produjeron una motocicleta más que interesante.
Y es que, en la empobrecida España de la postguerra, no eran muchos los fabricantes que producían sus propios motores debido al coste del proceso. Lejos de ello, los más solían decantarse por la adquisición de ingenios británicos. Algo tan común que, para 1953, desembocó en la barcelonesa Hispano-Villiers y la producción nacional de los mismos bajo patente inglesa. En este sentido, la Ardilla 125 destacó por producirse únicamente bajo diseños registrados en España. Un logro concretado en su motor monocilíndrico de dos tiempos y octavo de litro, capaz de entregar 4,5 CV a 4.500 revoluciones por minuto.
A pesar de contar con una buena calidad, sólo se fabricó durante dos años ya que el panorama de intereses internacionales cambió aceleradamente
Con este propulsor, su resistente cuadro en acero y la suspensión delantera con horquilla la Ardilla 125 era una motocicleta turismo plenamente válida para los tiempos. Sin embargo, su producción sólo se extendió durante dos años. Obviamente debido a los mismos motivos por los que empezó; los motivos políticos. Y es que, para 1952, la situación del régimen franquista había cambiado con celeridad. Para empezar, poco a poco se iban dejando atrás los postulados de la autarquía de cara a entrar en el desarrollismo económico que sucedió a la postguerra. Además, el mapa geopolítico de la Guerra Fría hizo que los Estados Unidos olvidaran la antigua alianza de Franco con el nazismo, convirtiéndose ahora en una pieza esencial contra la Unión Soviética y su influencia sobre el continente europeo. Llegados a este punto, en 1953 se firmaron los primeros acuerdos relativos al establecimiento de bases estadounidenses en suelo español. Punto de partida para la entrada de España en los circuitos comerciales capitalistas bajo el patrocinio de la administración norteamericana, lo cual dejaba en un segundo plano la estrategia conjunta con el general Perón. Obviamente, desde entonces Industrias del Plata S.A dejó de tener sentido político para el régimen, por lo que éste la dejó morir junto a la Ardilla 125. Aquella motocicleta que nació en una España aislada para acabar en la primera Argentina de Perón.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.Interesante artículo
.
Donde estaba ubicada la fábrica.?
Quién era su propietario.?
Que pena, no haber continuado
Os leo habitualmente. Felicidades por vuestros artículos. La historia de la moto en España, creo que forma parte importante de la historia reciente del país.
Saludos
Muchas gracias por sus palabras Valentín. En lo referente a la dirección de la fábrica desconocemos la ubicación exacta. Sin embargo, hemos podido ver en dos fuentes de confianza menciones a que ésta se encontraba muy próxima a la que tenía Mymsa a comienzos de los cincuenta. Por lo tanto localizaríamos la pista en el actual barrio barcelonés de Sant Andreu. Respecto al propietario no hemos podido encontrar un registro claro sobre la titularidad de Industrias del Plata S.A – impulsora de la marca comercial Ardilla – , aunque estamos tirando de un hilo que indica el carácter estatal de… Leer más »