Moto del día: Mymsa Experimental

Moto del día: Mymsa Experimental

Esta motocicleta catalana representó un más que llamativo ensayo técnico justo el mismo año en que echaban a andar las 24 Horas de Montjüic


Tiempo de lectura: 5 min.

Si bien en el mundo del automovilismo se dio durante los años veinte y treinta, la obsesión por los récords de velocidad estuvo más presente en el motociclismo a lo largo de la década de los cincuenta. Unos años en los que batir marcas prestacionales fue una parte esencial de las campañas publicitarias, con marcas tan populares como Vespa, Lambretta o Ducati lanzadas al galope de la velocidad. Todo ello con carenados aerodinámicos, destacando especialmente los diseños Siluro en Italia. Una forma de hacer las cosas que, en España, tuvo su principal exponente con la Bultaco Cazarécords de 1960 y sus cinco marcas mundiales. Sin embargo, es de justicia recordar a la Mymsa Experimental de 1955 como un precedente básico en aquella historia.

Una historia que, para ser entendida, ha de empezar a comienzos del siglo XX. Un momento para pioneros, con Francesc Aragall adaptándose a los cambios saltando de la fabricación de carros al montaje de carrocerías en la planta barcelonesa de Ford Motor Ibérica. Puerta de entrada al mundo del motor, la cual usó como prólogo a la fundación de su propio taller de reparación automovilística. Taller en el que empezaron a trabajar sus hijos Josep y Jaume, cuya pasión por la mecánica los llevaría a crear en 1951 un motor de 125 centímetros cúbicos patentado por ellos mismos.

Precisamente la base mecánica necesaria para la constitución de su propia empresa automotriz. Motores y Motos S.A (Mymsa), echada a andar finalmente en 1954 con la motocicleta A1 liderando la gama junto a un motocarro y un triciclo. No en vano, justo los vehículos más demandados por el empobrecido mercado español heredero de la postguerra, faltando aún unos años hasta que, en 1959, la aprobación de los llamados Planes de Estabilización marcase el giro definitivo de la economía franquista hacia su modernización y apertura al exterior. Así las cosas, tener los pies sobre la tierra no privó a los hermanos Aragall de aspirar a un horizonte más tecnológico y competitivo. Muestra de ello es la Mymsa Experimental, gracias a la cual se pudo afinar un interesante sistema de suspensión delantera helicoidal.

mymsa experimental (1)

Aunque pueda parecer que Mymsa estaba buscando entrar en el mundo de la competición, lo cierto es que esta motocicleta sólo se entiende desde la ambición de probar nuevos elementos técnicos así como desde la imagen de marca

Mymsa Experimental, la velocidad al servicio de la técnica

Siendo sinceros, viendo las escasas fotografías de época conservadas de la Mymsa Experimental no parece que estemos ante una máquina creada en la España de los años cincuenta. Lejos de ello, su interesante bastidor monocasco, el cuidado carenado de su frontal y la nueva suspensión helicoidal nos hablan de una motocicleta muy precisa. Radicalmente diferente a las A1 de serie. De hecho, con éstas sólo compartía la utilización del sempiterno monocilíndrico con 5,6 CV a 4.900 vueltas creado en 1951 como antesala necesaria a la fundación de Mymsa.

Llegados a este punto, el 18 de marzo de 1955 los técnicos de la marca se desplazaron con la Mymsa Experimental al óvalo de Terramar. Un día que la prensa del momento interpretó como la antesala de una previsible inmersión en las carreras aunque, realmente, se trataba de todo lo contrario. Conscientes de lo que oneroso que puede llegar a ser estar presentes en la competición, los hermanos Aragall usaron a la Mymsa Experimental más como un banco de pruebas para su nueva suspensión que como el ensayo de una supuesta presencia en los circuitos.

Es más, todo lo aprendido en Terramar se traspasó al diseño de un nuevo furgón ligero con el cual Mymsa pretendió entrar al mundo de las cuatro ruedas. Un proyecto que, desgraciadamente, quedó en fase de prototipo al no logar los permisos de fabricación por parte del Ministerio de Industria. Y es que, en aquella España dominada por el régimen franquista no sólo Barreiros se vio afectado ante los privilegios disfrutados por SEAT y la ENASA.

mymsa experimental (2)

Cuando Mymsa empezó a ver la necesidad de diversificar el negocio tras la entrada en escena del SEAT 600 y el consiguiente arrinconamiento de las motocicletas como vehículo para el día a día, ideó un prototipo de furgón ligero que no recibió el permiso de fabricación por parte del Ministerio de Industria

No obstante, en Mymsa no habían cerrado del todo la puerta a la competición. Lejos de ello, la edición inaugural de las 24 Horas de Montjüic – celebrada precisamente el mismo año en el que se probó la Mymsa Experimental – contempló la presencia de un equipo oficial de la marca. Además, sumando las inscripciones de pilotos oficiales y privados, las A1 125 preparadas para correr fueron relativamente comunes en las citas deportivas del momento. Y es que, al fin y al cabo, de las líneas de montaje de Mymsa llegaron a salir hasta 2.000 motocicletas por año haciendo de ellas un vehículo más común de lo que pudiera parecer. Una de las historias más interesantes en el panorama de fabricantes catalanes, escribiendo su último capítulo al cerrar en 1963 rodeada de complicaciones con los materiales y un mercado en regresión tras la aparición del SEAT 600. Eso sí, antes nos legó modelos tan espectaculares como la Mymsa Experimental.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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