Moto del día: Benelli 250 2C

Moto del día: Benelli 250 2C

Esta moto se vendió bajo tres marcas: Benelli, Moto Guzzi y MotoBi


Tiempo de lectura: 3 min.

La Benelli 250 2C nació en una época compleja para la compañía italiana. Se buscaba ofrecer una motocicleta económica, pero también con carácter y con prestaciones, una moto que pudiera plantar cara a los japoneses, que parecían campar a sus anchas por toda Europa sin que nadie pudiera detenerles.

Esa presencia de los fabricantes nipones, fue la que puso a Benelli en una situación delicada. No pudieron adaptarse y las ventas, como cabría esperar, fueron en descenso sin que nada lo detuviera. Así, Alejandro De Tomaso se hizo con el control de la compañía italiana y sumó esfuerzos junto a Moto Guzzi, que también estaba bajo el control de De Tomaso.

Aunque el argentino intentó por todos los medios que Benelli prosperara, incluso con modelos claramente inspirados en las motos niponas, las cosas no fueron bien. De hecho, las Benelli de aquella época eran una enorme fuente de problemas, su fiabilidad mermó notablemente y afectó a la imagen de la marca, que arrastró ese aura de fabricante poco fiable durante mucho tiempo.

La Benelli 250 2C nació en esa época, en la “era De Tomaso” y como cabría esperar, se vio malamente afectada, aunque, con un rápido vistazo en clubes y especialistas, se puede apreciar que no era una moto problemática, sino más bien lo contrario. En España, las 250 2C italianas tuvieron una buena acogida pues aquí no llegaban las japonesas, las fronteras estaban cerradas a los productos nipones y las Benelli 250 representaban una buena opción para muchos usuarios.

Era, en general, una moto claramente italiana, pero con cierta inspiración nipona. El motor era un dos cilindros “dos tiempos” de 231,404 centímetros cúbicos refrigerado por aire, que, curiosamente, rendía 32 CV en la documentación de la moto, pero perdía dos caballos en la información que se facilitó a la prensa. Además, las primeras versiones con encendido por platinos, rendían 25 CV con carburadores de 22 milímetros –más pequeños que en las versiones posteriores–. Motor que se montaba en un chasis tipo doble cuna cerrada, con horquilla telescópica hidráulica y dos amortiguadores traseros –todo suministrado por Marzocchi–, así como frenos de tambor en ambas ruedas.

La prensa de la época quedó muy contenta después de probar la moto. Por ejemplo, la revista Motociclismo, en uno de los números publicados en diciembre de 1974, decía que las aceleraciones desde parado eran fulgurantes hasta que se ponía cuarta, cuyo desarrollo permitía que el régimen bajara demasiado y se perdía, con ello, fuerza. Aun así, también decían que el motor subía rápido de revoluciones, su estabilidad era muy elevada y la facilidad de conducción era notable. No obstante, para lograr alcanzar la velocidad máxima anunciaba por la marca, 140 km/h, tuvieron que hacer malabares: se acostaron sobre el depósito, pusieron los pies en los intermitentes traseros y estiraron las dos últimas marchas –cuarte y quinta– hasta el límite.

Una situación que se debía a unos desarrollos largos de la caja de cambios, pues no olvidemos que De Tomaso, aunque se quejaba y no era muy amigo de los japoneses, los usaba de inspiración para sus motos.

COMPARTE
Sobre mí

Javi Martín

Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

COMENTARIOS

avatar
2000
 
smilegrinwinkmrgreenneutraltwistedarrowshockunamusedcooleviloopsrazzrollcryeeklolmadsadexclamationquestionideahmmbegwhewchucklesillyenvyshutmouth
Foto
 
 
 
  Suscribir  
Notificar de


NUESTRO EQUIPO

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

Alejandro Delgado