Moto del día: Bultaco Alpina 212

Moto del día: Bultaco Alpina 212

Fue uno de los dos últimos ejemplos de esta longeva saga en Bultaco, siendo una opción tranquila para rutas mixtas


Tiempo de lectura: 4 min.

Normalmente, el nacimiento de cada nuevo modelo va precedido de un concienzudo análisis en el que se identifica si hay o no nicho de mercado suficiente para el mismo. Sin embargo, hay veces en las que incluso el inicio de una saga exitosa tiene más que ver con la casualidad que con la planificación. Justo el caso interpretado por la Bultaco Alpina, lanzada en 1971 para estar presente en la gama de la casa catalana – llegando a sumar doce versiones – hasta sus últimos días. Aquellos en los que ya, en los primeros años ochenta, la familia Bultó había abandonado la dirección de la marca en pos de una cooperativa de trabajadores.

Pero vayamos al inicio de toda esta historia. Concretamente a 1969. Año en el que Manuel Fabregat sufrió un accidente mientras competía en una prueba Off-Road en los alrededores de Manresa. Aislado sin medios telefónicos en una zona campestre, este piloto tardó horas en ser rescatado por la organización de la carrera, sólo alertada del posible percance al pasar recuento de participantes en la línea de llegada. Así las cosas, y dada su amistad con Francisco Xavier Bultó, ideó la posibilidad de crear una montura de asistencia especialmente dirigida a su uso por parte de la unidad alpina de la Cruz Roja.

Gracias a ello, tan sólo unos meses después estaba lista una serie de unidades basadas en la Sherpa T con cuarto de litro. Y es que, sobre este punto de partida, se adaptó el bastidor a fin de poder llevar una cierta cantidad de bultos. Todo esto junto a un profundo cambio en la dirección y las suspensiones, haciendo de aquellos elementos algo adecuado para su uso mixto entre carretera y campo. En suma, Fabregat y Bultó habían realizado, quizás sin pretenderlo seriamente, una versión cómoda y amable de la trialera Sherpa T. Obviamente, aquella fue rápidamente adoptada por la Cruz Roja a fin de rescatar pilotos de Cross o montañeros en general. Sin embargo, esta película habría de tener mucho más metraje.

bultaco alpina 212 (2)

Curiosamente, la saga Alpina nació de la casualidad, llegando a tener posteriormente una larga vida de éxitos comerciales en la historia de Bultaco

Bultaco Alpina 212 y 213, el exponente más tardío de la saga

Cubrir aquel encargo tan concreto para la Cruz Roja había engendrado una nueva idea en los tableros de diseño de Bultaco. No en vano, acababan de crear algo que, fabricado en serie, podría llegar a venderse bastante bien. Ni más ni menos que una motocicleta campera sin pretensiones deportivas ni especializaciones en ninguna rama del Off-Road. Tan sólo una máquina sencilla y cómoda situada entre la práctica del Trial y el correr por pistas de tierra. Todo ello, además, con ciertas aptitudes para la carretera.

Así las cosas, modificaron el bastidor de la Sherpa T, incluyeron neumáticos de cierto grosor, ampliaron el depósito de combustible y, además, dotaron al conjunto de un cómodo asiento corrido. Respecto a la mecánica, la primera versión de la ya conocida como Bultaco Alpina se ofreció con un motor monocilíndrico de dos tiempos fijado en 244 centímetros cúbicos para rendir casi 20 CV a 5.500 revoluciones por minuto.

Además, tan sólo dos años después la gama se amplió incluyendo una opción con 326 centímetros cúbicos. Incrementados en 1974 hasta los 347. Todo ello para, junto a múltiples cambios estéticos concentrados en la forma del conjunto sillín-depósito dar lugar a una de las sagas más longevas en la historia de Bultaco. Eso sí, en verdad con poco calado en sus modificaciones pues, al fin y al cabo, la Alpina era una moto tan bien lograda – y para un segmento tan sencillo en sus necesidades – que apenas necesitaba ciertos toques cosméticos de cara a seguir en el catálogo.

bultaco alpina 212 (1)

Tras cubrir las necesidades de la Cruz Roja, en la marca se dieron cuenta de que habían logrado crear un diseño dotado de excelente proyección comercial

Con todo ello, en 1978 apareció la última generación de la Bultaco Alpina con tan sólo algunas novedades en la dirección y, especialmente la pintura. De hecho, todo el motor aparecía ahora en un escrupuloso negro mate, incluyendo el cilindro, la culata e incluso las tapas del cárter. Respecto a las cilindradas, la versión con 237 centímetros cúbicos – conocida como 250 y con número de identificación 212 – subía hasta los 14 CV. Cinco menos que los ofrecidos por la 350 – con 347 centímetros cúbicos e identificada por el número 213 – , de la cual por cierto se fabricaron 2.535 unidades. Es decir, 535 más que las 2.000 justas sumadas por la 212. Dos modelos que no sólo cuentan con la particularidad de ser el final de las Bultaco Alpina, sino también el montar – en sus últimas series – con amortiguadores de gas en vez de hidráulicos en la suspensión trasera. En fin, uno de los últimos cambios técnicos realizados por la marca antes de cerrar definitivamente a comienzos de los ochenta.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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