Las Derbi Variant fueron el sueño de muchos chavales durante los 80 y los 90. Todos deseábamos tener 14 años para, al menos, poder tener una con la que ir al instituto. Por supuesto había que “trucarla”, pues era parte de la cultura de aquella época. Pero si eras doblemente afortunado, podías comprar un modelo casi de competición y sentirte piloto de fábrica. Esta era la exclusiva y llamativa Derbi Variant Sport R.
A principios de los años 90, Derbi tenía en su catálogo dos versiones de la Variant. Por un lado estaba la más popular, la Variant Start (denominada posteriormente Top) y por otro lado, la Variant Sport. Esta última se diferenciaba rápidamente porque su manillar no estaba cubierto por plásticos. La careta frontal era diferente, con lo que el faro no llegaba a estar carenado y detrás de ella estaba la instrumentación. Aunque sus prestaciones eran idénticas, el cambio de geometría del manillar era beneficioso y este quedaba un poco más cerca del asiento (algo importante cuando todavía te quedan mínimo seis años dando estirones).
Pero en 1992 Kawasaki Francia (importador también de Derbi), habló con la marca española para ver si podía desarrollar (y comercializar allí y en Italia) una versión más potente y preparada que sirviese como base para las carreras que se celebraban en ambos países. Derbi accedió, y lo que es más importante, también decidió venderla en nuestro país.
El detalle más llamativo, y por el que es claramente reconocible, se encuentra justo entre las piernas. La barra de refuerzo central unía el tradicional chasis desde la pipa de la dirección a la parte inferior del asiento. Esto le hacía ganar en rigidez y, con ello, ser menos propenso a flexar cuando se le exigía. No fue el primer ciclomotor en llevar esta barra de refuerzo ya que la MotoGAC MTR, comercializada un par de años antes, también apostaba por este sistema que no dejaba de ser una modificación derivada directamente de competición. Eso sí, la MTR era una moto más radical por concepto y postura, mientras que la Derbi Variant Sport R mantenía las mismas posibilidades de uso y disfrute que la Sport normal.
El propulsor era más potente que en la versión normal. El motor Start con el cilindro recubierto de níquel y carburo de silicio prometía una vida ilimitada. Con medidas de 39,87×40 mm, cubicaba 49,94 cc, lo más cerca del límite legal que se podía. Con una relación de compresión de 9,5:1, la potencia máxima era de 4,2 CV a 6.000 vueltas, con un techo de giro de 8.000 RPM aunque, al ser automática, era imposible llegar con el variador de serie. El carburador era un Dell’Orto SHA 12-12. El escape era ligeramente más abierto para ganar prestaciones.
La horquilla era la misma que en la Variant Sport, pero con fuelles de color negro. Detrás también había la misma pareja de amortiguadores. La mayor diferencia estaba en el equipo de frenos, ya que la Derbi Variant Sport R optaba por un disco de freno delantero de 180 mm manteniendo el tambor atrás. De aquella se decía que si no llevase la barra de refuerzo, la podrías plegar a la mitad en una apurada de frenada aunque realmente solía plegarse, porque o te comías un coche o una curva. Por encima, un guardabarros envolvente recortado del de las Derbi GPR 50 y 75 le daba un aspecto curioso.
Otra diferencia estaba en el asiento, que era más largo (la bisagra estaba justo sobre la barra), esto acercaba todavía más la posición de conducción al manillar, más incluso que en la Sport de la que derivaba, consiguiendo un mejor reparto de pesos y mayor comodidad a los mandos. Como detalle, la imagen de portada lleva el asiento opcional de carreras, monoplaza, y con el que se eliminaba el portabultos trasero. Debajo el piloto de freno era también exclusivo.
Un detalle curioso era el cuadro de mandos, presidido por un tacómetro con la zona roja a 9.000 vueltas. A la izquierda una esfera daba indicaciones de la velocidad y distancia recorrida mientras que, a la derecha estaban los testigos de la luz larga, intermitentes, aceite y reserva de combustible. Los mandos de las piñas también eran exclusivos de este modelo. El peso total era de 60 kg, con una capacidad del depósito de 3,4 litros. A partir de aquí, había preparaciones que te podían arrancar literalmente los brazos.
En su momento (1992-1995), la Derbi Variant Sport R costaba 179.900 pesetas (1.081 euros de la época). Se fabricaron muy pocas unidades (la mayoría transformadas para correr) por lo que hoy es difícil encontrar una y las pocas que hay, se venden por no menos de 4.000 euros. Para los amantes de las Derbi y las Variant es casi un unicornio que hay que tener sí o sí. Si sois afortunados propietarios de una, os damos nuestra enhorabuena. Os tenemos envidia desde los 14 años, y la seguiremos teniendo.
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Ender
Japan Rules!!Tengo una. Ahora no funciona pero tengo toda la documentación y no está dada baja, por cuanto la venderiais?
La tienes aún?
Buenas se puede saber la cantidad de unidades que se fabricaron
Hola Eloy. No disponemos de ese dato, lo siento. Un saludo.
Siempre fui de Vespino… pero que ojitos le hacía a una de estas…