Ducati. Una de las marcas más unidas a la deportividad desde hace décadas. Símbolo de excelencia mecánica y deportividad en el sentido más pasional de lo italiano. Todas ellas coordenadas que la marca ha sabido explotar adecuadamente tanto en las pistas como en los concesionarios aunque, como en todo, hubo un momento en que esto no era así. No en vano, cada historia tiene un principio y la del sentido más prestacional de Ducati se hizo esperar hasta 1954. Año en el que la marca presentó la Ducati 98. La primera máquina a la que realmente se pueda considerar una motocicleta con un claro punto de nervio en la historia de la casa italiana.
Pero vayamos por partes. Para empezar, ya sabemos que Ducati no empezó sobre dos ruedas. Lejos de ello, su primera actividad industrial estuvo centrada en el ámbito radiofónico. Así las cosas, hasta la Segunda Guerra Mundial sus equipos radiotransmisores fueron un producto más o menos habitual en las casas del país transalpino, aunque durante los duros años de la posguerra decidió reconvertir su actividad al sector automotriz. Y es que, al fin y al cabo, la empobrecida sociedad italiana necesitaba miles de velomotores para dar respuesta a sus necesidades de movilidad. Previas, claro está, a la definitiva expansión del automovilismo gracias a los modelos de acceso presentados por FIAT durante los años cincuenta.
Así las cosas, del motor Cucciolo se fue pasando a modelos ligeros como el 65 TL e incluso a un scooter de 175 centímetros cúbicos llamado Cruiser. Y sí, aún teniendo la mayor parte de su gama en el segmento de los ciclomotores, los intrépidos gestores de Ducati no tuvieron problema en lanzarse a la competición usando como punta de lanza los trofeos locales donde pilotos no profesionales adquirían rocambolescas posiciones aerodinámicas sobre sus velomotores. Digno de contorsionistas. De todos modos, a mediados de los años cincuenta ya era el momento de ir un paso más allá. Se necesitaba una motocicleta turismo y al tiempo deportivas creíble para cualquier mercado europeo. Justo el hueco que vino a cubrir la Ducati 98.
Gracias a la 98, Ducati al fin contó en su gama con una motocicleta verdaderamente deportiva. Eso sí, sin renunciar a las bondades prácticas de una turismo
Ducati 98, cuatro tiempos que llegaron a España
Tras la fundación de Mototrans y antes de la producción de sus propios modelos, ésta trajo no pocas unidades a España de la 65 y la 98 a través de los cupos de importación. De esta manera, aquella época en la que ya se empezaban a dejar atrás los extremos rigores de la posguerra y la cartilla de racionamiento fue conociendo más monturas con cuatro tiempos que las locales Sanglas. Dicho sea de paso, de mucha mayor cilindrada y precio.
Pero volviendo a Italia, llama la atención cómo se gestó la creación de la Ducati 98. Y es que Giovanni Florio – director técnico de la casa – era plenamente consciente de la necesidad de crear una gama creíble con la que poder exportar. Llegados a este punto, planteó a la Ducati 98 como un “ modelo básico de bajo rendimiento “ aunque “ con un carácter deportivo “. Es decir, estaba haciendo algo muy similar a lo que tiempo después habría de plasmar Xavier Bultó en sus Tralla 101, poniendo como cimiento de la marca a una máquina donde cabeza y pasión pudieran darse la mano sin problemas.
Respecto a la mecánica, se escogió un monocilíndrico de cuatro tiempos refrigerado por aire capaz de entregar 4,5 CV a 6.250 revoluciones por minuto. Todo ello alimentado por un carburador Dell’Orto. Además, tan sólo un año después de su presentación llegaba la versión Sport. No sólo aligerada sino también potenciada hasta los casi 7 CV. De hecho, a partir del excelente resultado en pistas de este modelo, Fabio Taglioni empezó a interesarse más en la producción de motores deportivos con los que hacer de Ducati la referencia prestacional que es hoy en día.
Estas motocicletas ligeras fueron muy populares en la Italia de los cincuenta y sesenta, dando una verdadera lección sobre cómo poner la deportividad al alcance de las masas
En lo referido al bastidor, la Ducati 98 montó un monoviga con una horquilla telehidráulica delante y un basculante con dos amortiguadores detrás. Además, la velocidad punta llegaba hasta los 85 kilómetros por hora con unas reacciones muy rápidas gracias a su peso con tan sólo 72 kilos. En suma, estamos hablando de una de aquellas típicas motocicletas ligeras de baja cilindrada tan típicas en la Italia de los años cincuenta y sesenta. Y bueno, obviamente, de la primera Ducati deportiva como tal. Avanti!
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS