La moto de hoy es quizá lo más bestia que se puede llevar por la calle, si queremos las mismas sensaciones que tienen los pilotos de MotoGP: la Ducati Desmosedici RR. Nacida para las carreras, el fabricante de Bolonia decidió fabricar una serie limitada para la calle, manteniendo en lo posible las especificaciones de la moto utilizada en circuito, la Ducati Desmosedici.
Todo comenzaba en 2001, cuando Ducati anunció su debut en el campeonato del mundo de MotoGP. Inmediatamente Filippo Preziosi se puso manos a la obra para crear la mejor moto de competición. Así, dos años después, en 2003, la marca lanzaba su moto de competición, la Ducati Desmosedici. Desde el inicio la moto fue muy rápida y manejable, y llevó a Loris Capirossi a la victoria en el GP de Cataluña de 2003.
Federico Minoli, CEO de Ducati en ese momento, se vino arriba por la victoria y anunció en 2004 la producción de la versión de calle de la Desmosedici, la Desmosedici RR, que se iniciaría en 2006.
La moto equipaba un motor V4 de 989 cm3 con distribución desmodrómica, que producía una potencia de 197 CV a 13.800 rpm y 116 Nm de par a 10.500 rpm, unas cifras brutales. Disponía de amortiguadores Öhlins, tanto en la horquilla delantera como en el basculante trasero, así como frenos Brembo de disco, con dos discos de 330 mm delante y uno de 240 mm detrás y llantas forjadas de magnesio. Tenía una batalla de 1.430 mm y un peso de 171 kg en vacío. Con esta configuración, la moto alcanzaba los 303 km/h y aceleraba hasta 100 km/ desde parado en tan solo 3,2 segundos. Si continuabas acelerando, llegabas a 200 km/h en 7,4 segundos. Una aceleración salvaje.
Se produjeron únicamente 1.500 unidades, a un precio de unos 66.000 euros, que incluía tres años de revisiones y un kit de carreras, con escape y ECU específica, lo que la convirtió en una moto muy exclusiva, digna de ser objeto de colección. Si queréis saber más sobre la historia de este fabricante, podéis visitar la parte 1 y parte 2 de este gran artículo de Jesús Juan.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.COMENTARIOS